Capítulo 14

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Capítulo 14 | Annika

¿Nerviosa? Sí, ¿Estresada? Sí, ¿Ganas de vomitar? Sí, ¿Asustada? Sí, ¿Intimidada? Tal vez, ¿Con ganas de arrepentirse? En estos momentos no podía echarme para atrás.

Mi contrincante se puso a mi lado derecho. Ambos nos miramos el uno al otro, no podía verle la cara por el casco protector que traía y creo que él pensaría lo mismo. Mi corazón empezó a acelerarse a la misma velocidad que correría.

Di un suspiro.

Giré la llave de la ranura de encendido y giré el interruptor rojo de la manija derecha de encendido y me aseguré de que estuviera en el punto muerto antes de arrancar.

Sostuve el embrague antes de presionar el botón de encendido y dejé que el motor gire para que se caliente y funcione correctamente al manejar aquella motocicleta en la que estoy tumbada.

Encendí los faros para que pudiera verme el otro corredor.

Coloqué de nuevo el pie izquierdo para que el talón quedara sobre reposapiés y los dedos se ubiquen en la palanca. Mantuve presionando el embrague y cambié la primera marcha presionando la palanca de ambos hacia abajo.

Una chica se puso en medio de nosotros sosteniendo dos banderines fosforescentes. Ambos los elevó con sus brazos largos y delgados. Apreté el embrague.

Mi corazón no dejaba de latir y sentía el pánico recorrer por mi cuerpo.

En tres segundos bajo aquellos banderines. Gire el acelerador ligeramente hacia mi cuerpo mientras soltaba el embrague para acelerar. Una vez que metí el cambio en la moto solté el embrague y aceleré.

No era como andar en bicicleta que tú la controlaba con los pies.

Aquel sujeto iba en la delantera. Cambié de velocidades altas y solté el acelerador para de nuevo apretar el embrague mientras hacía los cambios.

Pude avanzar un poco más que mi rival. Me observó y de nuevo volvió a acelerar, le seguí el mismo paso y supe que venía la primera curva.

Llevé un giro rápido y me incliné un poco para poder ir a la dirección de aquella curva y de nuevo me incorporé.

Otra vez le he ganado, esta vez dejándolo a unos metros detrás de mí. Mi suerte no duró mucho y me alcanzó, ambos estando a la par. Sentí como se acercaba a mí rozándome con su infernal moto esperando a que me desviara del camino y probablemente provocarme un accidente.

«Imbécil. Soy una chica.»

No me dejé derrotar fácilmente, el corazón sentía que me salía de aquella carretera donde ambos corríamos. No sé cómo sucedió y quedé en frente de él y aunque tenía miedo de que me diera por detrás de la moto.

Solo faltaba unos cuantos metros de llegar a la meta.

Un poco más y escuché el ruido de la música a lo lejos y las personas gritar. Fruncí el entrecejo de llegar a la meta.

«Vamos, Ann. Solo un poco, solo unos cuantos metros y ya.»

De un momento a otro rebasé a la chica de los banderines. Me detuve y sentí como mi cuerpo temblaba por la adrenalina. Me pasé las manos por todo el cuerpo y sí, estaba completita, sana y salva.

¡Dios mío! ¡Qué genial se ha sentido correr!

Mi rival llegó unos segundos después y se puso a mi lado. Bajó furioso y hecho trizas de la moto que conducía. Se quitó el casco con brusquedad lanzándolo a donde cayera.

Un tipo moreno con tatuajes en la cara y un percing en la oreja. Sus ojos flameaban.

Se acercó a mí con pasos amenazantes.

Oh, mierda. ¿Qué he hecho?

En cuanto lo tuve cerca las piernas me flaquearon, la respiración se me fue y solo esperaba el momento de desmayarme. Me sujeto por el cuello de la chaqueta.

—Connor, ¡Suéltalo! —habló aquel presentador de carreras y otras tres personas se acercaron—Jayson, quítate el casco. Ahora. —me ordenó.

—¡Ese no es Jayson! —gritó un sujeto a lo lejos.

Jayson y Mitch se acercaron a mí y las tres personas que sostenían a Connor. Uno de ellos se giró a mí. Di un suspiro y me quité el casco de protección.

Todos quedaron sorprendidos por verme. Sorprendidos de que una chica le ganó a un tipo rudo, que podría matarte con solo darte una bofetada.

Mis ojos se desviaron a un sujeto. Me quedé boquiabierta luego de verle. Pestañeé varias veces y él estaba igual de sorprendido.

—Tú—se dirigió a mí.

—Tú—le seguí.

Ambos nos miramos perplejos por nuestro encuentro en una carrera ilegal y una fiesta en medio de la noche.

—Annie, ¿estas bien? ¿En qué has pensado? —me preguntó Mitch.

—Dios, chica. Sí que has arrasado en esta carrera—comentó otra persona.

—¿Estás loca? ¿Qué droga consumes para armarte de valor?

—¡Jayson!, ¡Mitch! —los llamó aquel presentador.

Ambos fueron hacía aquel presentador. Ambos se encontraban discutiendo por la forma en que Mitch movía los labios bruscamente. Decidí acercarme a ellos alejándome de la gente que me hacía millones de preguntas. Estando ahí me encontré con Jayson, Mitch, Connor y Daniel, junto con otras dos personas; una chica trigueña con melena rizada y un moreno con la ceja cortada. Los dos últimos pusieron sus ojos en mí.

—No vale y no cuenta—habló aquel presentador.

—¿Y por qué no? —pregunté metiéndome en aquella discusión.

—Ann, no hagáis esto más difícil—me dijo Jayson.

El presentador se acercó a mí estando a escasos centímetros por mi cara y con una sonrisa de lo más tranquila.

—Escucha, querida—habló con tranquilidad—Esta carrera solo puede ser conducida por «hombres»—remarcó la última palabra—No está hecha para princesas como ti, por lo cual no vale nada para tu manada, ¿entiendes?

Idiota será. Cuando terminó de hablar me dio la espalda y le toque el hombro para de nuevo tener su atención.

—¿Crees que por tener vagina no puedo conducir una moto? —lo reté.

—Querida, esto son cosas para hombres. Date la media vuelta y vete.

Sonreí sarcásticamente. Ofendida y cabreada por querer rebajarme y sentirse poderosos ante mí con aquellos comentarios. No quería quedarme de brazos cruzados, tendría que hacer algo.

—Dime, ¿Qué es lo que tengo que hacer para que valga la pena el haber ganado? Y no quiero que digas «es solo para hombres»—hablé firme poniendo mis ojos fijos en él.

—No vas a dejar de molestar, ¿cierto? —negué—. Bien, se repetirá.

—Perfecto—exclamé.

—Pero—me cortó—Ahora correrás con él.

Señaló a Daniel y aunque me negara ya no podría echarme para atrás. Yo de necia quería enfrentarme a un reto más grande y competir con él sería demostrarle todo lo que puedo hacer.

—Entonces... ¿Aceptas? —me tendió su mano.

—Acepto—la estreché estando de acuerdo con él.

Bien. Espero el mismo golpe de suerte de hace unos momentos.

Into You © | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora