Epílogo

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Epílogo

Las campanas de la iglesia sonaban.

Mi brazo rodeaba el brazo de mi padre mientras me preguntaba si estaba lista. Sin dudarlo había asentido.

Las puertas de la iglesia se abrieron y todos los presentes se levantaron de su lugar y pusieron sus ojos en nosotros. Iba caminando por el largo pasillo y al final estaba la persona que me esperaba.

Levantó la mirada y me sonrió mientras iba caminando hacía el altar.

Buen inicio de final, pero no.

Tengo apenas dieciocho años. Así que perdón por desilusionarlos de esta forma, pero realmente así no comenzó todo.

El día especial ya había llegado. Me encontraba en el auditorio principal del instituto con una toga puesta y mi birrete. Todos los presentes ya estaban en sus lugares para dar inicio, pero, solo faltaba una persona en especial: Mi padre.

La única persona importante. No solo por ser el hijo de quién fundó dicho instituto elitista, sino porque su hija por fin se graduaba de la preparatoria.

Empezamos a dar inicio cuando se informó que mi padre ya había llegado. Entramos uno por uno al auditorio y nos acomodamos en las butacas que estaban frente al escenario. Me había tocado en la fila de en medio. Ni tan arriba ni tan abajo, justo en donde se podía ver bien.

Al otro lado, justo en la esquina de la tarima ahí estaba la persona que volvía mi corazón loco cada vez que lo veía: Daniel.

Vestía de manera formal como el resto. Cuando vestía de traje, mi corazón se volvía como un loco por aquella imagen, es que... ¿A quién no le gustan los hombres con traje?

En ese momento cruzó su mirada con la mía. Las mejillas se me sonrojaron por haberme pillado por verlo de lejitos. Me sonrió y le devolví la misma sonrisa. Giré mi vista en dirección al escenario mientras daban unas palabras.

—¿Ya viste al profesor Daniel cómo viene vestido hoy? —habló una chica que estaba sentada frente mío susurrando a otra.

—Daniel es demasiado guapo, aun no entiendo cómo es que no tiene novia—comentó otra.

—Ni lo sueñen, chicas. Que yo dentro de unos años seré la señora Gardner—aquel comentario provocó que activara mis celos.

Me acerqué lentamente hacía ellas y les hablé en voz bajita.

—Escuché que no le interesan las chicas y que además es gay.

Dejaron de hacer aquellos comentarios con respecto a mi novio. Era obvio que había mentido y la única chica de la que se pudo haberse enamorado fue de alguien como yo.

Mi móvil vibró.

Agaché un poco la cabeza para leer la notificación que me había llegado.

«Estás hermosa»

Sonreí al leer aquel mensaje y de la persona que me lo ha mandado. Giré de nuevo a la dirección en donde se encontraba.

—Annika Ruby Pierre Blanchard.

Es entonces que me llamaron y subí a la tarima. Nerviosa a que no me cayera o que los zapatos que llevaba jugaran mal conmigo, se enredaran con la toga y entonces causaría un desastre. Oh, cierto. Mi segundo nombre es Ruby. Me llamo igual que mi abuela y aún no logro comprender de quién fue la idea de ponerme aquel nombre. No es gran novedad.

Me paré justo en frente donde estaba el micrófono dando la vista hacia todos los que estaban en aquella sala. Tragué grueso antes de empezar a hablar.

Into You © | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora