Capítulo 25 | DanielCuando llegamos al lugar conocí a una hermosa canadiense y me escabullé con ella. La pasamos genial y digamos que echar un polvo no hacía daño.
Cuando mencionaron que nos iríamos a turistear el lugar, no sé porque sentía la necesidad de tener que cuidarla para que no le pasara nada. Rara vez la seguía con la mirada y se veía feliz y tranquila. A excepción de cuando estaban jugando botella y verle la cara de vergüenza que tenía con aquel intento de baile de su noviecito Drake. Me dieron unas ganas de sacarla de allí. Pero me mantuve tranquilo, luego ver cómo la obligaban a que se enrollara con ese sujeto, escuchar sus gritos y suplicas fui en su rescate. Tal vez ella no lo hacía por el miedo, porque era miedo lo que se reflejaba en su rostro, no se había dado cuenta que tenía un poco las mejillas húmedas que significaban que estaba a punto de echarse a llorar.
Cuando la encontré en la chimenea me dieron ganas de estar a su lado, abrazarla contra mi pecho para que entrara en calor. Consolarla.
No sé qué demonios me pasaba que quería estar con ella y saber que estaba bien.
Cayó rendida y su cabeza estaba sobre mi hombro, dormida. Así que la llevé de nuevo a su habitación. Kate me abrió la puerta y me miró confusa de que hacía con ella en brazo trayéndola de nuevo.
La puse de nuevo en su cama y la cubrí bien para que no pasara nada de frio.
♡ ♡ ♡ ♡
Tres días después todos fuimos al pequeño mirador para observar la ciudad. Ella se veía radiante y espectacular a pesar de los cientos de ropa que traía puesta para cubrirse. Era el último día donde pasábamos en Yellowknife. Los días anteriores los chicos esquiaban o simplemente se quedaban en el hotel por el frío que solía llegar a hacer.
En la noche realizaron una fogata entre todos. Cada uno contando anécdotas o simplemente chistes.
Observe cómo Annika se levantaba del tronco en el cual estaba sentada. Dijo algo a Kate y ella asintió. Poco a poco fue desapareciendo y tuve curiosidad de saber que era lo que tramaba.
Así que le dije a los chicos que tendría que hacer algunas cosas. Vibró mi celular y lo cogí para ver el mensaje.
«Ya es hora. Te veo detrás de la cabaña del jacuzzi.»
Apagué el móvil y la seguí hasta llegar a aquella cabaña donde había un jacuzzi para poder calentarse un poco.
Y ahí estaba ella. Esperando mientras dibujaba en la nieve lo que sea. Me acerqué a ella y sintió mi presencia.
—¿Estás listo? —asentí.
No sé por cuanto tiempo caminamos sobre la nieve. Pero hasta que ella me ordenó a que cerrara los ojos la miré con extrañeza, ella no confió en mí y sentí sus manos pequeñas y heladas sobre mis ojos tratando de cubrírmelos, pero mi altura no le ayudaba mucho, medía aproximadamente de un metro noventa y ella no era bajita, pero media alrededor de un metro sesenta y pico.
—Bien, hemos llegado. —anunció descubriéndome los ojos.
Había personas con tiendas de campaña alrededor. La observé y miraba maravillada de lo que estaba viendo. El cielo se iluminaba con luces de colores azules, verdes y un poco de amarillo en una noche estrellada.
Las auroras boreales era lo que ansiaba ver.
—Bien, esto era lo que deseaba ver, pero nunca viajamos a Noruega.
—Es hermoso.
—¡Sorpresa! —exclamó mientras sonreía.
Cuando vi aquella sonrisa mi corazón comenzó a doler.
No, no quería imaginarme que esas palpitaciones eran por una razón. Yo empezaba a sentir algo por ella y solo bastaba de una mirada, de una sonrisa de ella para que pusiera mi mundo patas arriba.
Joder.
Yo comenzaba a enamorarme de ella.
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Into You © | ✓
Teen FictionAnnika Pierre vive atrapada en sus pesadillas de su adolescencia llevándola a mantener un perfil bajo cuando se trata de chicos. Es el tipo de chica que lo tiene todo al ser hija de un empresario millonario. Cuando Annika llega a su último año de i...