Capítulo 34

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Capítulo 34 | Annika

Había llegado el momento de hablar con la verdad. Había llegado el momento donde tenía que contarle a alguien de aquella pesadilla, de aquel día en aquella discoteca. Cuando dejé de temblar y de tener tanto miedo fue cuando por fin pude hablarle de todo. Como me adentraron en el infierno.

—Dime algo, Ann. ¿Por qué le tienes tanto miedo a los hombres?

Cuando había soltado la pregunta, se me habían ido las palabras. Tardé unos segundos en querer decirle.

—Por una pesadilla—hablé por fin.

—¿Qué pesadillas?

Tenía un nudo atorado en la garganta cada vez que recordaba. Intenté tragar grueso para poder hablar, pero en ese momento las lágrimas comenzaron a bajar. No logré articular palabra alguna.

—Fue hace tres años...

No. Lágrimas de nuevo, lágrimas de dolor por aquel pasado.

—Es por eso por lo que le tengo miedo a los hombres...es por eso por lo que golpeé a Mason cuando me tocó el trasero, es por eso por lo que no me dejé con Derek cuando estábamos jugando botella, es por eso qué...te odié desde el momento en que te vi.

Volví a quebrarme de la voz.

—Todos creen que fue una pesadilla...pero fue la verdad, a mí me pasó, me agarró a la fuerza y me lastimó, y me dejó infeliz toda mi vida. Me besó y me tocó sin mí consentimiento, me tiró y... bueno...intentó hacerlo...intento...intentó ir más allá, pero no me dejé y le di un golpe con mi rodilla en la entrepierna, tengo una herida en mi pecho por su culpa. Tanto física como internamente. Ojalá pudiera saber quién fue, pero cada vez que intento ver su rostro es cuando despierto.

No podía dejar de llorar. No podía dejar de sollozar.

—¿Tus padres lo sabéis?

Negué.

—¿Y qué hacías en una discoteca?

—Fue un curso de verano. Tenía tan solo quince años cuando sucedió. Kate me había convencido en ir a ese lugar con los chicos, pero no contaba a que eso pasara. Luego de aquel acontecimiento y quedarme en el baño, una chica se acercó a mí y ella fue la encargada de llevarme a un hospital a que me revisaran, me llevó con la policía del lugar para denunciar a aquel sujeto, pero no hicieron nada porque no recuerdo su rostro o algo. Solo cerraron aquel lugar.

Cubrí mi boca para evitar soltar todo el dolor que había tenido dentro. Una vez más estaba llorando en silencio. Sus brazos rodearon mi cuerpo.

—Ann, recuerda que no tienes la culpa de nada. Comprendo que esto es aterrador para ti—acunó mi rostro y limpió unas cuantas lágrimas—, por eso estoy aquí contigo para asegurarme de que estás a salvo.

Otra lágrima.

—Esto es difícil, pero te creo. Eres una persona sobreviviente y sé que con el tiempo podrás superarlo. Pero ahora, ya me lo has dicho a mí, pero necesito que en verdad se lo digas a alguien para que encierren a ese tipo de personas.

Negué rápidamente sintiendo el pánico recorrer por todo mi cuerpo.

—No.

—Me preocupo por ti y por eso estoy aquí para ayudarte y escucharte—Acarició mi mejilla—Fuiste valiente y lo eres, lo sigues siendo con tratar de defenderte. No te avergüences por esto, Ann. Fuiste increíblemente valiente al hablar con alguien de esto, sufrir de un abuso no es algo bueno y sé que es difícil, pero con el tiempo podrás sanar aquella herida, podrás a volver ser tú, podrás ser la misma chica de antes y cremé que si eso pasa quiero estar ahí para verte y decirte que lo has hecho, que has sanado y has vuelto a ser feliz. Porque eso es lo que realmente quiero para ti, quiero verte feliz.

No pude evitar que las lágrimas salieran de mis ojos. Me sentía realmente consolada con aquellas palabras y me había dejado atónita. Una persona que llevaba meses conociendo a penas, había tocado un pedazo de mi alma y consigo una gran parte de mi corazón.

—No llores. Te ves mejor sonriendo y estresándome a cada rato.

Me causó un poco de gracia.

Pareciera que iba a decir algo en ese momento, pero fue interrumpida por el sonido de mi móvil. Me lo dio y leí en la pantallita que era una llamada de Rosie.

—¿Sí?

—Ann, ¿Dónde estás? Tus padres están como locos tratando de localizarte.

—Diles que me morí.

—Annika, sin bromas. Dime dónde estás. Te quedaras conmigo en mi casa.

Dudé por unos segundos. Giré de nuevo a donde él se encontraba a lo lejos.

—Ro, ¿crees que si te mando la dirección puedas convencerte?

—¿Convencer de qué?

♡ ♡ ♡ ♡

No pasaron más de veinte minutos cuando Rosie vino. En aquel momento ambos bajamos para recibir a Rosie. Cuando nos miró, se quedó atónita. Ya había dejado de llover.

—Guau.

—Que tal, Rosie.

Dirigió su vista hacía él y lo miró de arriba abajo.

—Que tal—fue lo único y se quedó sin habla de tan solo verlo. Cómo todas las chicas.

—Rosie, él es Daniel. Daniel, ella es Rosie.

—Encantado, Ro.

—La encantada soy yo...

La plática fue larga. Rosie aceptó que quería estar sola por esta noche. Tal vez llamaría a quedarme en casa de Kate o de otra persona que podría darme alojo. Si no encontraba a ninguna, lo más probable era que me quedara en la casa de la abuela. Rosie llamó a mis padres para decirles que estaba bien y que me había quedado con ella.

Menudo día.

Por primera vez en muchos años, pude volver a hablar de lo que me había pasado. Aún podía recordar cuando soñé por primera vez aquella pesadilla.

Fue en una pijamada en la casa de Bianca. Junto con Kate y otras dos chicas. Todas estábamos listas para dormir, cuando de repente ese recuerdo se empezó a transmitir en mi mente. Ellas habían dicho que comencé a removerme inquieta y de un momento a otro empecé a gritar.

Sus padres se habían asustado por mi reacción, que fueron por mi ayuda.

¿Qué pasó?preguntó el padre de Bianca.

La madre de Bianca se puso a mi lado y trató de consolarme.

—¿Qué pasó, corazón?

Estaba temblando del miedo e hipando por las lágrimas que no podía dejar de llorar.

Un...ho-hom-bre...Una pe-pe-pesadillaapenas y pude decir algo.

Ay, una pesadilla. Tranquila. Iré a buscar un calmantedesaparecieron ambos padres, dejándome solo con Bianca.

Ella se acercó a mí, aún preocupada y asustada.

Annika, ¿quién es ese hombre?

Negué.

¿Qué te hace? ¿Quién es? ¿Es realmente una pesadilla o en verdad te pasó?

Joder.

Que día.

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