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Capítulo 47

Capítulo 47 | Annika

Tuvimos que ponernos de acuerdo para que nadie sospechara de nosotros. Ya que salir con él significaba un verdadero peligro. Él por su trabajo laboral y yo en el colegio, ya que ahí éramos alumna y profesor.

Aunque no lo era del todo. Solo tenía que esperar a que terminara sus horas de servicio a la comunidad.

Me gustaba, Joder. Estaba enamorada de ese hombre.

-¿Estás seguro? -pregunté por décima vez.

-Podemos afrontarlo, ya sabes volviéndonos a odiar con amor.

Una sonrisa se dibujó en mis labios cuando mencionó aquello. Cuando estaba por adentrarme en el instituto, me detuvo de nuevo:

-Espera-me giré para poder verlo mientras miraba hacía ambos lados para que nadie nos viera-. Dame un beso-me pidió mientras ponía su mano detrás de mi nuca para atraerme hacía él.

Fue un beso rápido, pero seguro. Cómo si estuviera diciéndome que todo estaba bien, y sí que lo estaba.

Me adentré de nuevo en el instituto. Parecía aún más tranquila, sentía el ambiente distinto. Estábamos a nada de los finales y eso significaba que mi cumpleaños número dieciocho se acercaba. Vi una masa de gente tomando folletos para las universidades. La Ivy leage. Mi mente estaba ocupada en tantas cosas que no me percate de las universidades. Aunque pensándolo bien, la universidad de California aquí en Los Ángeles no estaría nada mal.

Las clases siguieron normales. Aunque me advirtió de que si me echaban de clases ya no podría hacer nada para salvarme. El descanso llegó y cómo no tenía amigos, supe que tendría que buscar alguna compañía o ir directo a la biblioteca y escoger un libro con el cual entretenerme. La opción dos suena más tentadora.

En mi ida hacía la biblioteca me crucé con aquella persona que ni en pintura quería ver: Derek. Me miró de forma maliciosa con aquella sonrisita estúpida.

-Annika, ¿Podemos hablar?

-Tú y yo no tenemos nada de qué hablar-dije con mala gana.

-Creo que está vez si te conviniese hablar conmigo.

-¿De qué estás hablando? -pregunté confusa.

Me llevó a la parte trasera donde se situaban los jardines. Una vez estando allí y con las manos metidas en los bolsillos me miró y estaba más que preparada para enfrentarme de alguna estupidez que vaya a decir en ese momento.

-Ay, Annika. Creo que no debiste jugar con fuego, pero que va.

-Déjate de chorreadas y dime que es lo que quieres.

-Primero que nada, dime, ¿Cómo te lo pasaste en la fiesta de Bianca? ¿Qué tal el frío en el jardín?

-¿Qué?

-Oh más bien, ¿Qué tal te supo ese beso?

La sangre se me heló cuando escuché lo que acababa de pronunciar.

Oh, no. Alguien nos había visto.

-Dime, ¿Qué pensara el señor Pierre, magnate, empresario y hombre millonario de que su hija la que no rompe un plato se está besando con un docente?

En ese momento sacó su móvil y en la pantallita pude ver una fotografía mía y de Daniel. Aquella foto era en aquel pequeño jardín en aquella capillita. Su boca estaba unida con la mía, una de sus manos estaba puesta sobre mi cintura y la otra en mi mejilla.

Me quedé helada al ver que alguien nos había tomado una fotografía. Por eso el flash de aquella luz que hizo que nos separáramos.

-Haremos un trato, Annika. -Dijo mientras intentaba quitarle el móvil, pero lo alejó-Te daré de dos: vuelve conmigo o puedo difundir aquella foto para que tú padre la vea.