Capítulo 39

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Capítulo 39 | Daniel

Después de lo que había pasado con el incidente de Annika y de ese sujeto, el señor Pierre tuvo que ir a la institución. Tuvo varios problemas debido a la falta de dinero que según dicen que «robó». Estábamos todos reunidos allí en la sala de profesores cuando observé el balance general y el análisis financiero de la empresa. Nada cuadraba. Toda la información era distorsionada. Solo las cuentas de hace un año estaban bien.

Cuando le había dicho a ese hombre trajeado el error, se quedó asombrado y maravillado por el error, así que me llamó y me dio su tarjeta para poder ir a sus oficinas. La señorita Greco casi estalla, ya que ella quería ser la única persona de confianza del empresario.

Estando en ese lugar, la gente era bastante amable y atentas. Y qué decir de la decoración. Todo el rascacielos en el cual se ubicaban era bastante moderno.

Estaba nervioso cuando llegué y mi corazón se puso loco cuando vi cómo se acercaba. Me saludo y me presentó a toda su familia. Ahí estaba ella, era Annika. Se quedó sin expresión y sin palabras luego de verme allí. Pero más sorprendido estaba yo.

¿Ella era la hija de ese señor?

—Quiero presentarle a mi esposa, Regina—saludé a aquella mujer. Era bastante guapa. Los ojos eran de color miel y el cabello castaño claro. Era el calco perfecto de Annika—Y a mi adorada hija, Annika. Bien pacemos a la sala de juntas.

La mire sutilmente de arriba abajo. Llevaba un vestido fino de color marfil corto junto con un largo abrigo negro combinados con unos zapatos pequeños de tacón. El cabello lacio y llevaba un poco de maquillaje. Era la chica más hermosa que había visto. Tenía porte.

La observé de vez en cuando y estaba más que distraída. Su madre le susurraba cosas y tenía que repetírselo dos veces para que ella captara.

Cuando salimos de la sala de juntas me cogió del brazo y me hizo seguirla a una oficina vacía.

—¿Qué haces aquí? —preguntó una vez que nos encerramos.

—No es obvio. Seré el nuevo asesor de tu padre. Aunque debo decir que estoy impresionado por saber quién es tu padre.

—¿Y no te diste cuenta por el apellido?

—¿Crees que me importe tu apellido?

—Si ya no te importo yo...—habló bajito, creyendo que no la escucharía.

—¿Qué?

—Nada.

Fue lo último que dijo cuando salió de aquella oficina. Esperé unos cuantos segundos más e hice lo mismo, pero al ir a dirección opuesta, una chica terminó estampándose sobre mí.

—Oh, lo siento.

—No, no. Fue mi culpa por venir distraída.

Terminé por recogerle los papeles que habían caído en el suelo y se los di.

—Gracias—me dijo ella y cuando me miró frunció el entrecejo—¿Nos hemos visto antes?

También la analicé. Ella era más castaña a comparación de Annika. Tenía los ojos cafés y la piel un poco más morena. Solo que ella parecía ser más mayor, alrededor de unos veinticinco años.

—Creo que no—dije.

—Te pareces un poco a...

—Corinne—interrumpió una voz masculina.

—Bueno, perdona.

Se alejó aquella chica.

¿Corinne? Ese nombre se me hace conocido y lo he escuchado en alguna parte.

Pero ¿En dónde?

♡ ♡ ♡ ♡

Cuando llegó de nuevo el inicio de semana. Estando en la sala de profesores unas chicas se habían acercado a mí. Las cosas han ido de mal en peor, y digo peor por mi intento de ignorar a Annika en todo momento. Sé que la está pasando mal luego de lo que el soquete de ese idiota había dicho de ella. La llegada de Briana me había hecho de muy buena ayuda. Era hermosa, era divertida y de vez en cuando nos reuníamos fuera del instituto. Los chicos del lugar pensaban que ella se había convertido en mi novia, pero no era así.

—Por favor, Danny—habló aquella chica pelinegra que tenía frente mío—Te estoy invitando porque quiero que vengas con nosotros como un amigo y no como un profesor. Tienes que venir.

Aquella chica me había dado una invitación para su fiesta de dieciocho años. Me entregó un pergamino que sería como el boleto para acceder a su fiesta.

—Lo pensaré—dije para que dejara de insistir y se le iluminaron los ojos.

—Bueno, la temática es de disfraces. Puedes venir usando un antifaz o lo que sea, pero tienes que venir con algo.

—Vale.

Chilló de la emoción y se fue.

Una fiesta de disfraces. Hace años que no había ido a una fiesta de ese tipo.

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