Capítulo 45

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Capítulo 45 | Annika

Si alguna vez me preguntaran cual fue el día que jamás olvidaría de toda mi vida; sería éste. Ambos nos pusimos de pie, sujetó mi mano y entrelazó sus dedos con los míos. Eran tan suaves y estaban perfectamente unidos. Con su otra mano la puso alrededor sobre mi cintura y me apegó a él. En ese momento una voz masculina comenzó a cantar despacio.

There's no one in town I know | You gave us some place to go | I never said thank you for that | I thought I might get one more chance...

Duramos unos segundos mirándonos. En aquellos ojos tan azules pude ver sus pupilas ligeramente dilatadas y vi mi reflejo en ellos. Aquellos ojos azules me hacían querer llorar, porque había estado tan lejos de mí, pero a la vez tan cerca que tan solo si lo llegase a tocar sentiría que se desvanecería.

May angels lead you in | Hear you me, my friends | On sleepless roads, the sleeplees go | May angels lead you in...

Me dio una vuelta y luego me sostuvo, con su mano apoyó sobre mi espalda y ligeramente me recostó para luego volver a reincorporarme.

Joder. No paraba de mirarle a los ojos. A pesar de que tuviera ese antifaz, eran tan llamativos y hermosos aquellos celestes.

—Nadie me había invitado a bailar—dije para empezar a tener una conversación y no tener el silencio incómodo que se había presentado.

—¿Soy el primero?

Me encogí de hombros.

—Tal vez. ¿Qué tal con Briana?

No debí de haberle preguntado sobre Briana. Me dolía, pero tenía que hacerlo por el impulso de saber si ellos dos tenían algo.

—Es una buena amiga.

—Ya veo. Es hermosa, ¿sabes? Es perfecta para ti.

—Nadie es perfecto.

—¿Entonces que podría ser perfecto?

—Esto—Enarqué una ceja—. Este momento es perfecto.

—¿Por qué?

—Porque justamente podría besarte, en este momento que es perfecto.

Me había quedado callada.

Sentí un cosquilleo cuando se fue acercando poco a poco a mí. Pude sentir su respiración cerca de mi cuello, sus dedos estaban enterrados sobre mi cabello y en un momento sentí sus labios probar mi piel y cerré los ojos para sentir el placer. La respiración se me iba y sentía que me moría.

Su rostro apareció de nuevo frente a mí. Él me veía con un brillo en los ojos. Estos vagaban de mi boca hacía mis ojos. Comenzamos a acercarnos poco a poco y cuando nuestras narices rozaban, luego en lo que nuestros cuerpos danzaban sin más, hice que nuestras bocas se rozarán y así poder escuchar la respiración pesada que se hacía entre nosotros.

No quería ser mala con él, pero alguien tenía que iniciar. Lo hacía sufrir con solo rozar sus labios con los míos.

Sus manos sujetaron mis mejillas y me acercó a él.

—No me tortures más.

Fue lo último que había pronunciado cuando nuestros cuerpos dejaron de bailar y en segundos sentí mariposas, bichos en mi estómago, un remolino de emociones.

Me morí con tan solo aquel contacto que hacía falta.

Su boca comenzó a moverse con la mía. Encontró mi lengua con la suya, convirtiéndolo en un beso más profundo. Mordí ligeramente su labio inferior y soltó un gruñido. Una de sus manos me sujetó sobre la barbilla mientras la otra viajó de mis brazos desnudos y helados por la noche hasta posarse sobre mi espalda haciendo presión para pegarme más a su cuerpo. Mis manos temblaron al momento de sostenerlo sobre sus mejillas profundizando más el beso.

Into You © | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora