Capítulo 29

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Capítulo 29 | Annika

Me encontraba con mis padres junto con mi novio Derek en el restaurante más cotizado y con los mejores cocineros del lugar. Antoine, quién era el cocinero estrella y dueño del restaurante había invitado a mi padre a que degustara de su nuevo platillo.

Durante las vacaciones de invierno, mis padres se enteraron de la relación que tengo con Derek. Al principio creí que estaría en problemas y me obligarían a terminar con él-, y digo que lo creería ya que eso era lo que deseaba-pero, -siempre hay un, pero-mis padres quedaron fascinados con él. Así que estaba a mi lado.

Antoine estaba dando un espectáculo en honor a mi padre junto con todo el personal de la cocina mientras los demás comensales lo miraban con maravilla. Derek puso una de sus manos sobre mi rodilla. Mi cuerpo se puso tenso ante su contacto. Mi mano sujetó la suya e intente apartarla, pero de nuevo la puso en mi rodilla y comenzó a acariciarla mientras subía hasta mi pierna. Hice un movimiento brusco que hizo que por fin la quitara.

-Señor y señora Pierre. Espero que quedéis encantados con el postre que he preparado-comentó Antoine ensanchando una sonrisa.

Los meseros hicieron acto de presencia. Tomé la servilleta de tela y la puse sobre mis piernas. Nos trajeron aquel postre y fruncí el entrecejo luego de ver lo que me habían servido. Eran tres miserables rodajitas de pepinos delgados acompañados de tres hojas que pareciera que arrancaron de los árboles. Me sentí desilusionada.

-Ann, ¿Vas a comer? -me habló mi madre.

-¿Eh?... Oh...sí, claro-respondí.

-Pues deja de ver el plato-musitó a regañadientes.

-¿Hay algo en que pueda ayudaros? -se acercó Antoine de nuevo-. Señorita Annika, es un gran honor para mí, que usted y su familia le dé una nueva oportunidad de probar mis platillos.

-Sí, gracias, Antoine. Tus platillos hacen que me muera del hambre, digo, muero de ganas por probarlo-dije con sarcasmo.

Luego del restaurante aún quedaban actividades por hacer en familia-o eso decía mi madre-acompañada de mi novio. Mis padres estaban invitados al concierto de una cantante de ópera.

Cuando inició el evento, no dure más de cinco minutos cuando escuché a la orquesta, violines y clarinetes acompañados de una voz soprano lírica. Se levantó el telón y allí una chica de unos veintitantos años a lo mucho, con un vestido blanco y el peinado elaborado, alzaba sus largos brazos cómo si fuera un ave en pleno vuelo.

La cabeza comenzaba a pesar. Cerré los ojos por un momento y mi madre me dio un pellizco en el brazo para que volviera a reincorporarme. Volví a cerrar los ojos y esta vez fue Derek quien me dio un leve pellizco. Lo mire enojada por la acción que hizo.

Se levantó del asiento y fue directo hacía mi madre.

-Señora Pierre, me gustaría llevar a Annika a casa.

-Oh-mi madre me miró-Por supuesto, yerno. Cuídala bien-le dio una gran sonrisa.

-Gracias-planteó por último mientras besaba su mano.

Lo seguí hasta la salida del teatro. Me subí a su coche. ¿Ya os mencioné que consiguió su licencia de manejo en tan poco tiempo? Ahora se la pasa como todo un engreído cuando llega en coche al instituto.

-Annika, ¡Annika! -di un pequeño brinco por su tono de voz.

-¿Qué? -le respondí del mismo tono.

-¿Qué cojones ocurre contigo? Te noto muy distinta últimamente.

-Drake, sabes no quiero discutir, llévame a casa.

Into You © | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora