Autumn se detuvo frente al Mustang con una mochila sobre sus hombros, sosteniendo el estuche de su arco con la mano. Salí del coche y eché el asiento hacia delante para que pudiera dejar sus cosas junto a mí, después le abrí la puerta y regresé a mi asiento.
—Estás... Dios. Estás preciosa —dije. Me sonrió. Era cierto; con pantalones ajustados negros y botas militares, una camiseta blanca de cuello de pico y mi chaqueta, la marrón desgastada de cuero. Esa fue la primera cosa que tuve, la que había comprado con dinero de verdad. También se había puesto un poco de maquillaje, algo de delineador de ojos, y se había trenzado el pelo. Dios, era tan preciosa.
Estuvimos hablando durante todo el trayecto. Estuvo bien. Bastante genial.
—¿Cuál es tu libro favorito? —me preguntó.
—Tengo muchísimos —dije, mirándola durante un instante. No me gustaba verla sentada tan incómodamente. Me había dicho que no pasaba nada, que estaba bien, pero se encontraba dolorida, seguía doliéndole. Al menos un poco.
Autumn suspiró.
—Elige uno.
—La Ladrona de Libros.
Se mantuvo en silencio durante un minuto.
—Sí. ¿Por lo de los colores?
—Sí. Me sentí muy identificado con ellos y disfruté bastante con las descripciones. También tiene un buen punto de vista —dije, sonriéndole. Me alegraba que ella pudiera entenderme.
—A mí me encantó —dijo, y sonrió—. ¿Cuál es tu color favorito?
—El rojo —respondí—, tu rojo.
—Oh.
—¿A qué se debe el repentino interés?
—Te quiero y quiero saber más sobre ti —confesó. Sonreí y coloqué mi mano sobre su muslo.
—Adelante.
—¿Cómo era tu vida? Antes, en Inglaterra —preguntó.
Me estremecí.
—Sí, sabía que esto ocurriría tarde o temprano. Está bien, ponte cómoda, pequeña. Es una larga historia —le conté. Así que ella cruzó las piernas y me agarró la mano libre. Me aclaré la garganta, sintiendo cómo las palmas de mis manos comenzaban a sudarme.
»Era un chico bueno, Autumn, lo era. Fui un gran chaval hasta que cumplí los catorce. Era inteligente, y me llevaba bien con el resto de niños. Era bueno con todo el mundo.
—Entonces, ¿qué sucedió? —preguntó.
Tragué saliva.
—Intenté ignorar las voces. Intenté ignorar a la gente que me llamaba monstruo. Dios, odio esa palabra con pasión. Intenté ignorar lo estricta y grosera que era mi Quareci conmigo y cómo sentía que no me quería. Fue duro, amor. Pero ahí estaba esa chica.
»Esta niña, Fall. Era la cosa más dulce del mundo. Era el toque de luz en mi día, en mi día a día. Se llamaba Grace, y tenía diez años y yo doce, y padecía Síndrome de Down. La quería, Autumn. Tanto como un niño de doce años, viviendo en un dificultoso vecindario, podía querer a esa niña. Yo lo hice.
»Todos los días la acompañaba en el camino de regreso a casa y hablábamos. Hablábamos sobre cómo había estado su día. A ella le gustaba tocar las cosas, le gustaban las texturas. Le gustaban muchísimo las cosas suaves, Autumn, le gustaba mi pelo. Oh, le encantaba. Era la cosa más bonita de todas. Me tocaba el pelo, soltaba una risita y después se tocaba el suyo.
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Wicked |h.s| ESPAÑOL
Fanfiction❝Resulta increíblemente cálido al tacto, como si las yemas de sus dedos fueran a quemarme la piel❞ © 2014 All Rights Reserved - arctxhsx por la traducción / mary (WhoaLarry) por la autoría de la historia.