Wicked |h.s| ESPAÑOL

catorce || nuevo

Se me secó la garganta.

—Harry —dije con voz chillona. Lo sentí a mi lado, mientras sus ojos examinaban el lugar—. Es sangre.

—¿Cómo puedes estar tan segura?

—¿Qué más podría ser? —Reclamé, sintiendo más débiles las rodillas—. Llévame dentro. —Harry me lanzó una mirada comprensiva e intentó calmarme colocando una mano sobre mi hombro. Negué con la cabeza. Había sangre en el suelo, justo debajo de mi ventana. Y se veía claramente el contraste que ejercía con la nieve, por lo que era reciente.

Y él quería que me tranquilizara.

—Escúchame, amor —comenzó a decir Harry—. Probablemente no sea nada. Un animal herido o pintura, las cagadas de algún pájaro extraño, no sé.

—¿Dónde has visto que la mierda de un pájaro sea roja? —espeté. Pareció sorprenderse cuando estampé mi cabeza contra su pecho y rodeé con mis manos su espalda, pero no dijo nada.

—¿Algo que hayan comido? —susurró en mi cabello. Volví a negar con la cabeza.

—Por favor —le rogué. Harry asintió y me cogió en peso—. Puedo caminar —murmuré.

—No, no puedes —refunfuñó, y me llevó al interior de la casa. Cogí las muletas que estaban al lado de la puerta y comencé a caminar hacia mi habitación. Permaneció detrás de mí a medida que yo abría con mucho cuidado mi ventana. Sus brazos rodearon mi cintura cuando me incliné para mirar hacia abajo.

Más sangre. En esta ocasión, en el marco de la ventana, goteando. Y estaba segura de que también había huellas.

Harry me apartó de la ventana y me sentó en la cama.

—No me gusta ser maltratada —gruñí. Me sonrió levemente y colocó una mano sobre mi hombro.

—No es nada —prometió—. Es un animal herido o algo por el estilo.

—¿Qué clase de animal consigue llegar a la ventana, sangrando, y después irse? Harry, está fresca. No pudo haber sucedido hace más de diez minutos. Hubiésemos visto algo.

—Entonces, ¿qué estás sugiriendo? —se cruzó de brazos.

Suspiré, y pasé los dedos por mi cabello.

—No lo sé, Harry. No tengo ni idea. ¡No sé por qué todo esto me está pasando o qué es lo que estás haciendo o quién eres! ¡Y me está asustado,... y mucho! —exclamé—. ¡Ni siquiera he hecho nada malo!

—Estás exagerando —bufó.

—No —contesté—. ¡Harry, podría haber enloquecido y haberte forzado para que te mantuvieras alejado de mí, pero en cambio lo acepto y te lo permito! ¡No puedes venir y decirme que todo está bien si no sé qué demonios está pasando! —grité.

Harry permaneció en silencio. Examinó mi rostro durante un tiempo, y después frunció los labios.

—Entonces me iré —dijo, y comenzó a marcharse—. Mañana puedes llevarte mi chaqueta al instituto. Te veré allí, Autumn.

Mi corazón se hundió. No podía dejarme aquí sola. No después de lo de ayer, de lo de hoy.

—Vale —dije en voz baja—. Adiós, Harry. —Y se fue, dejándome sola.

••

Las clases volvieron a la normalidad al día siguiente. Aunque al segundo que puse un pie en la cafetería, sentí cómo me arrastraban hacia nuestra mesa.

Shay dio un golpe en mi asiento.

—¿Dónde has estado? —exigió. Niall se cruzó de brazos al lado de ella.