veinticuatro

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Llamarada

{Aviso: Este capítulo es muy impactante, vais a morir de feels, omfg}

—¿Qué hago? —pregunté, aterrorizada.

Harry frunció los labios.

—No sé. Se suponía que durante unos días él no estaría aquí. Vale, vale. Ponte enferma. Utiliza tu aura, date a ti misma fiebre, ponte pálida, finge estar enferma, quéjate... cosas así —dijo Harry—. Me voy afuera. ¿Vale? Pero no me marcharé, te lo juro. Estaré justo al lado de tu ventana y si pasa algo, volveré en seguida. ¿Vale? Escúchame, estarás bien.

Asentí y me tapé con las sábanas hasta la barbilla. Harry me dio un apretón en la mano mientras yo me concentraba en estar caliente, en fingir esa fiebre. Sentí las gotas de sudor concentrarse en mi frente y suspiré, aliviada, al ver cómo Harry salía por la ventana justo antes de que Miles abriera la puerta de golpe.

Elevé la mirada y sorbí.

—Hola, papá —forcé mi voz.

Él se quedó estático, confundido.

—Hey. ¿Estás enferma? —me miró ceñudo. Asentí y volví a sorber, dejando escapar un sonoro gemido. En cuanto se me acercó, me puse en tensión, pero no se dio cuenta. Miles colocó su robusta mano sobre mi frente, y después asintió—. Tienes fiebre.

Asentí.

—Me voy a quedar en casa —murmuré, dándome la vuelta. Escuché a Miles suspirar. Estaba confundido. Pero entendía el por qué, él había esperado encontrarse a su “hija” en llamas al regresar a casa, o algo así.

Antes de marcharse, dijo que tenía que ponerse a trabajar y que tenía que llamar al instituto.

Harry hizo acto de presencia justo después de haberse cerrado la puerta. Me echó un rápido vistazo y, asegurándose de que yo estuviese bien, se sentó en el borde de la cama. Me incorporé y traté de refrescarme, abanicándome la cara y deshaciéndome de las sábanas.

—¿Por qué ha regresado a casa? —pregunté, mirándolo.

Suspiró.

—Apuesto a que Liam sabe que no estás en el instituto. Se lo ha alertado a Miles y le ha dicho que lo compruebe —contestó Harry. Asentí—. Así que ahora probablemente piense que de verdad estás enferma.

—¿Liam?

—Sí.

—Genial —suspiré.

Harry se frotó las sienes.

—Sabes, la rosa en tu...

—¿Qué pasa con todo el asunto de la rosa? La manera en la que tú hueles, la marca en mi muñeca, vivimos en un pueblo llamado Rosebud, en Montana, Jo me atendió el otro día y dibujó en mi café  una rosa en lugar de mi nombre.

Harry parecía estar bastante preocupado ante mi revelación.

—Dibujó una rosa —lo miré ceñuda.

Harry susurró algo y se rascó la mandíbula, de la misma forma que siempre hacía.

—¿Ese libro que leíste, con todas esas palabras acerca de lo que éramos y el idioma? También dice que cada cien años cierto Erktanae es marcado con el signo de su Repas. Siempre he pensado que si se tratase de mí, sería una llama o algo similar. Ese es tu signo, o el mío también, supongo. Pero, aparentemente, eso no es lo que significa. Tiene que ver con el aura, el mío es el color de una rosa y huele como tal. Dios, Fall, esto se está volviendo más loco de lo que pensaba—musitó.

Wicked |h.s| ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora