quince || gritar

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Nevaba de nuevo. Era viernes, la una y media de la tarde, y volvía a estar nevando. De modo que tendría que volver a casa caminando con la que estaba cayendo. Súper chulo. Me negaba a conducir. Ni siquiera quería que alguien me llevara en su coche. No después del... accidente con Harry. Fue algo terrorífico, en realidad.

Mientras esperaba a que el señor Friday hiciese acto de presencia en la clase de Arte, comencé a dibujar garabatos en la escayola de mi brazo, con Harry sentado a mi lado en su habitual sitio. Ayer ya le había devuelto su chaqueta, por lo que hoy no tenía necesidad de hablar con él. Aunque él tampoco me había dirigido la palabra desde la advertencia acerca de Liam. Los moratones en su rostro todavía tenían que curársele.

Cuando llegó el profesor, nos instruyó que debíamos cerrar los ojos y escuchar la música que él había puesto, así dibujábamos lo que nos imaginábamos. Había puesto música celta, por lo que dibujé un sauce llorón con rayos de luz chocando con sus hojas. Harry pintó verde por todos lados, por todo el papel, en líneas y barras, y grandes orbes difusos. Intuía que ese era el color de la música, de acuerdo con su sinestesia.

Durante el día me encontré varias veces con Liam en los pasillos. Siempre me sonreía, con sus oscuros ojos brillando. Normalmente yo también le respondía con otra sonrisa y rápidamente apartaba la mirada, para no mantener contacto visual con él.

Y no me sorprendió cuando volví a encontrármelo después de Arte.

Mi horario de clases era:

1)    Psicología.

2)    Escritura Creativa.

3)    Finanzas Personales.

4)    Historia del Arte.

5)    Almuerzo/Comida.

6)    Arte.

7)    Cálculo.

8)    Sala de estudio/Clase libre.

Harry estaba en dos de esas clases, Niall también en dos, y Shay solamente en una. Aunque después comíamos los tres juntos. También tenía buenos amigos en las otras clases. Contaba con Bee en Escritura Creativa y Trigonometría. Bee era, como probablemente hayáis adivinado, su apodo. Su apellido era Nuenschwader, pero cuando escribía lo abreviaba a Nuen. Así que la gente empezó a llamarla Newbie, porque entró en el tercer año de instituto, y debido a la pronunciación de Nue, quedó reducido a Bee. Nadie la llamaba Emilie. Ahora era Bee, y a ella le gustaba.

También estaba Bela, quien acababa estirándose de los pelos cuando la gente escribía su nombre como Bella. Sí, aunque se pronunciaran de la misma manera. Era tímida, pero desde quinto de primaria, se ponía en pie y decía, bastante firme: "Hola. Mi nombre es B-E-L-A. Una L. Ni más, ni menos. Espero poder estar en vuestra clase. Eso es todo." Era como si se lo hubiese estado aprendiendo todos los veranos, repitiéndose las mismas palabras enfrente del espejo.

En conclusión, no estaba sin amigos. Los tenía. Pero Shay y Niall eran como el oro, los más valiosos.

Hoy en Trigonometría Niall se había desmayado en su pupitre y se había caído al suelo. Sonará divertido, pero esperad; la profesora lo había desenrollado de la silla y lo había vuelto a sentar hasta que se hubo despertado.

—Un castigo cruel e insólito —le refunfuñó Niall a Shay en la fuente después de acabar las clases—. Al menos podría haberme dado una almohada.

—Ni te metió en problemas ni te despertó —dije.

Shay sonrió y asintió.

—Lo mismo digo.

Wicked |h.s| ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora