cuarenta y ocho || estallido

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Las marcas de los otros también habían comenzado a desaparecer. Disipándose, o cambiando. Y todo el mundo estaba muy nervioso. Para mí era algo difícil de contemplar porque no sabía cómo sentirme, pues no tenía ninguna.

Hayley se me acercó cuando volvimos a estar todos reunidos. Los demás se encontraban discutiendo sobre un tema estúpido; Louis y Autumn se apoyaban el uno al otro y defendían su postura con unos alucinantes e ingeniosos argumentos.

—Oh, ¿en serio, Jo? ¿Piensas que no sabe a nada? ¿Quizás como tu culo, que es demasiado plano para esos vaqueros? —sonrió con superioridad Louis.

Autumn se rió.

—Este refresco es un mismísimo regalo de los dioses.

Sacudí la cabeza y le sonreí a Hayley. Ella tomó una profunda bocanada.

—Oye, lo siento, por la vez esa en la que le conté a Autumn toda esa mierda sobre ti. Ella se merecía haberlo escuchado de tu boca. No jodí la cosa entre vosotros, ¿no? —preguntó.

Negué con la cabeza, colocando una mano sobre su rodilla.

—Ahora estamos bien. La verdad es que aquello derivó a una asombrosa noche —sonreí, con cariño.

Ella escrutó mi mirada.

—¿Te la follaste?

—¡No! —exclamé, cruzándome de brazos a la defensiva. Hayley enarcó una ceja—. Le hice el amor —sonreí.

—Entonces, ¿fue la primera vez para ambos? —preguntó. Mi rostro comenzó a arder—. Vale, vale, cambiemos de tema. También lo siento por haberme hundido aquel día que Liam se apoderó de nuestras auras. ¿Estábamos bien? ¿Está todo bien ahora?

—Estamos bien, las cosas siempre han estado bien entre nosotros. Cualquier cosa que necesites, Hayley, ya sabes —dije, y clavé mis ojos en los suyos. Ella asintió, y después la abracé y planté un beso en su sien. Luego crucé la habitación para sentarme sobre Louis.

Envolví el cuerpo de Autumn con un brazo.

—¿Está este asiento ocupado? —sonreí.

—Sí, culo gordo —gruñó Louis, y me dio un empujón. Me reí de él mientras Autumn me ofrecía una mano para levantarme del suelo. Después, me senté sobre el brazo del sofá y planté un beso en su mejilla.

—Idiotas, si habéis terminado de perder el tiempo, recordad que tenemos problemas importantes —espetó Jo.

—No molestes —murmuró Autumn—. Tú sí que los tienes.

—Qué madura. Sois tan raros, ¿sabéis? Dormís, coméis y sentís todo tipo de emociones. Sois prácticamente humanos —musitó.

Autumn contrajo la mandíbula.

—¿Acaso eso te molesta?

—Sí.

—Bien.

Jo se burló de ella.

—Escucha. No siempre tienes que actuar como una puta porque sientas celos, tenemos asuntos importantes con los que tratar. Sí, maté a tu puta amiga, supéralo —escupió.

Durante unos segundos pensé que Autumn iría a hacer lo que normalmente hacía; con actitud tranquila, le haría un par de remontadas ingeniosas, o incluso la insultaría, hasta marcharse.

Pero no recuerdo haberme equivocado más.

Autumn se puso en pie como un relámpago y en una fracción de segundo ya se encontraba junto a la silla de Jo. Le dio un golpetazo y Jo se puso en pie, más furiosa que antes. Autumn esquivó un puñetazo y asestó un golpe casi risible en el torso de Jo. Madre mía, tengo que enseñarla cómo pelear.

Wicked |h.s| ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora