cincuenta y uno || ellos

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En esta ocasión, fue ella quién se despertó primero.

—¿Por qué no me has despertado? —murmullé.

—Tienes una voz tan sexy por las mañanas —comentó.

Puse los ojos en blanco y coloqué los brazos alrededor de su espalda, posicionándola sobre mí. Autumn sonrió e intenté besarla, pero me puso su mano en la boca. Volví a rodar los ojos.

—No me importa tu aliento, quiero besarte —me quejé, aún con su mano pegada a mis labios.

—Pero a mí, sí. Así que después —soltó una risita.

Suspiré, asintiendo, y le mordí el dedo con cuidado. Ella quitó la mano de golpe y escondió la cabeza en mi pecho.

—No te he despertado porque eres monísimo cuando duermes. Además, estaba jugando al juego de «Veamos cuántas cosas se le pueden hacer a Harry sin despertarlo». Eres de los que tienen el sueño profundo.

Sonreí un poco, cerrando los ojos.

—¿Qué me has hecho?

—Te he dado un montón de pellizcos, te he besado toda la cara y el pecho, te he hecho una trenza en el pelo (en dos ocasiones) y después te he cantado una canción. Ha estado bastante bien —me dijo.

—¿Sí? ¿Y qué estabas cantando?

—La banda sonora del musical de Cats.

Sonreí.

—No me sorprende ver que te la sabes.

Ella me golpeó tiernamente el brazo.

—¡Oye! ¿Sabías que si intento levantarme de la cama te pones hecho un loco? ¿Al igual que si quito los brazos o levanto la cabeza de tu pecho, te dan como espasmos?

Sus palabras me confundieron. Abrí los ojos, y clavé la mirada en ella. Aún estábamos desnudos y las sábanas cubrían sus hombros, casi mi clavícula, mientras nuestras auras destellaban suavemente, casi como si estuvieran adormiladas, al igual que nosotros. Me gustaba el aspecto que tenía Autumn por las mañanas; tan sonriente y achuchable. Su aura siempre estaba más brillante cuando se despertaba. Algo bonito de contemplar.

—¿A qué te refieres? ¿Intentabas irte? —pregunté, mientras mis brazos agarraban con más fuerza su cintura.

—Vaya, mira, también lo haces cuando estás despierto —me sonrió. Yo también sonreí, un poquito, y me relajé. Después le dije que se explicara mejor.

Autumn asintió. Se movió para poder colocar de nuevo la cabeza sobre mi pecho, con sus brazos rodeándome. Segundos más tarde, la alzó para mirarme.

—Cuando intentaba levantarme, enloquecías. Empezabas a incorporarte buscándome con el brazo estirado y, cuando por fin dabas con mi cabeza, mantenías la mano en la parte trasera de ésta, hasta que me recostaba de nuevo sobre ti. En verdad no me obligabas a hacerlo, pero yo tampoco es que quisiera levantarme.

»Aunque después, continuabas agarrándome con fuerza. Intentaba ir a un sitio, pero sin largarme para siempre de aquí, cariño, lo sabes. Y si quitaba mis brazos de ti, de esta forma, me agarrabas con fuerza la cintura y colocabas mi cabeza bajo tu barbilla —Autumn sonrió, acurrucándose en mi pecho.

—Oh —fue todo lo que dije. No sabía que hacía esas cosas, así como tampoco sabía si debía de sentirme avergonzado o no.

—No pasa nada —dijo.

—Vale —asentí—. ¿Me... hablaste?

—Sí.

—¿Qué dijiste?

Wicked |h.s| ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora