treinta y tres || parte I

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Libro.

Tan solo me llevó un segundo, después de despertarme, darme cuenta de que no estaba despierto. Veía la habitación entera. Me veía a mí mismo. Veía a Autumn. Nadie poseía su aura, ni siquiera yo, y me sentía desprotegido. Nunca estaba en contacto con mi aura en mis sueños. Pero nunca dormía, así que no era un tema recurrente.

No veía a nadie más. Aunque estaba seguro de que todos se hallaban pasando por lo mismo.

—¿Qué está sucediendo? —hablé.

«¿No lo sabes?» dijo una voz áspera sin color. «Muchacho ingenuo. Demasiado poder. Los Marcados están siendo testigos de lo que pueden hacer. El comienzo de lo que pueden hacer. Y tú, amateur Erktanae, no te las puedes apañar.»

—¿Qué eres? —me crucé de brazos, echando un vistazo a la habitación. La voz venía de todas partes.

«Nos hemos conocido.»

Hice rechinar los dientes.

—He conocido muchas cosas.

«No como yo.»

—Escucha, mandamás, si eres tan importante, ¿entonces por qué no me acuerdo de ti?

 «Porque no fue en esta vida.»

Fue bajo tierra. Mi guardiana. La razón por la que ahora mismo estaba vivo. Se me hinchó el pecho y fruncí las cejas. Le había echado de menos. Mucho. Excepto que eran espíritus. Se suponía que tenían que protegernos. Y habían hecho una mierda de trabajo hasta el momento.

«No pienses humildemente en mí. Hice lo máximo que pude, Fiertant. Sigues siendo un niño. Pero te he criado cuando eras un infante, te he criado cuando tenías cien años. Para nosotros el tiempo es diferente. El tiempo no tiene fronteras. No para nosotros. Y si le das tiempo, averiguarás que he cuidado de ti.»

—Te necesito ahora, Ashma —imploré mientras la nostalgia tiraba de mis fibras sensibles. Mierda. No iba a ponerme a llorar. Ella había estado ignorándome.

«Silencio, niño. Volverás a verme cuando llegue tu hora.»

—¿Qué? ¿Me vas a dejar? —insistí con voz chillona, sintiendo mis ojos aguarse. De repente me sentí abandonado y nostálgico. Quería a Ashma.

«No. Pero me marcho de aquí.»

No —rogué—, por favor. No lo hagas. Lo siento. Siento haber sido un capullo pero te necesito. ¡Llévame contigo ahora!

«¿Estás pidiendo la muerte, Erktanae

Su voz había sonado como un disparo, haciendo que me doliera la garganta y que se me removiese el estómago. Extrañaba el fuego en los pulmones que ella me brindaba, las suaves llamas en mi frente y el calentor de su tacto en mi piel. Ashma era la única cosa que echaba de menos de estar bajo tierra.

—N-no lo sé, tal vez —tartamudeé sintiendo mis ojos arder—. Por favor.

«¿Es eso lo que realmente quieres, pequeña y frágil alma? ¿Abandonar a esa chica preciosa por tu propio egoísmo?»

No podía abandonar a Autumn. No de esta forma. No ahora. Estaba siendo egoísta.

Las palabras de Ashma eran lentas y tranquilas. Su tono de voz bajo me obligaba a relajarme.

—Lo siento —le dije.

«Tranquilo. Ella tampoco quiere hacer daño.»

—Confío en ella —fruncí el ceño.

Wicked |h.s| ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora