uno || marcada

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—¡Autumn!

Giré la cabeza al escuchar mi nombre. Algunos mechones de cabello fueron a parar a mi boca, pero enseguida los aparté, dejando mi rostro libre. Una brillante sonrisa y unos ojos aún más brillantes me escrutaban.

—¿Te han cambiado el horario? —me preguntó Niall.

Le sonreí y asentí, sacando un papel de la carpeta negra que llevaba conmigo. Estuvimos comparando el horario durante un par de minutos, mientras nos quejábamos de tener que compartir solamente dos clases.

—Matemáticas y Psicología —frunció el ceño—. Las dos que más odio.

Le di un leve empujón en el hombro, pues esas eran mis favoritas.

Él tan sólo sacudió la cabeza y cambió de tema.

—¿Has conocido a alguno de los nuevos?

Negué con la cabeza. Acabábamos de terminar las vacaciones de Navidad. Cada año, por estas fechas, se trasladaban nuevos estudiantes. La clase de los de último curso solamente tenía cuatro alumnos nuevos: un chico y tres chicas. Todavía no había conocido a ninguno.

—Vayamos a clase —dije.

Niall asintió y ambos comenzamos a serpentear entre el tumulto de gente a nuestro alrededor. Unos minutos más tarde, lo había perdido de vista, pero sabía hacia dónde debía dirigirme sin él. La primera clase era Psicología, con el señor Hollenbeck. Muchos le llamaban Hollen e incluso los más valientes, señor Holla Black. Y se enfadaba muchísimo cuando lo llamaban así.

Ignoré el barullo de risas a mi alrededor. ¿No tendrían que estar ya en clase? Era imposible caminar con tranquilidad, y lo único que podías hacer era abrirte paso con cuidado porque seguramente acabarías tropezándote con alguien y ... cayéndote. Justo en ese momento, mis pies me traicionaron y tropecé con unos zapatos bastante grandes. Estuve a punto de caerme hasta que una mano me agarró de la muñeca y me sujetó firmemente. Dejé escapar un suspiro, aliviada, y alcé la mirada para poder encontrarme con los ojos de mi salvador.

El aire se esfumó de mis pulmones. ¡Vaya! ¿Quién era? Claramente uno de los nuevos. Probablemente el chico nuevo de clase. De repente comencé a sentir la muñeca muy, muy caliente. Me liberé de sus dedos y me sonrió.

El chico tenía los ojos verdes y el cabello rizado y enmarañado. Su sonrisa era amplia, con hoyuelos y dientes perfectos. Parecía ser el típico problemático. Una camiseta negra y unos pantalones también negros vestían su alto y esbelto cuerpo, aunque lo más inquietante de todo eran sus ojos. Cuando nuestros ojos se encontraron por primera vez, mi instinto gritó "¡Corre!"

Inmediatamente lo odié.

—Ten cuidado —habló con un notable acento británico. Sus palabras escondían algo, como si me estuviese retando a hacer algo atrevido.

Ordené mis libros y coloqué un mechón de cabello oscuro detrás de mi oreja.

—Gracias —murmuré, y comencé a alejarme de él. Había algo en su presencia que me perturbaba.

—¿Dónde vas? —preguntó.

Lo miré boquiabierta. ¿Dónde se suponía que iba, si estaba en el instituto y faltaban dos minutos para que sonara el timbre anunciando el comienzo de la primera clase? Lo único que hizo fue meterse las manos en los bolsillos delanteros del pantalón.

Escruté su rostro.

—Al aula 212 —contesté—. A clase de Psicología. —Sacó el horario de uno de sus bolsillos, después asintió y me lo enseñó. Aula 212. Psicología. Primera hora. Apreté los dientes y señalé con la cabeza hacia el final del pasillo. Giré sobre mis talones y avancé hacia el aula a grandes zancadas.

Incluso con mi paso rápido, llegábamos tarde.

—Tarde el primer día de vuelta, señorita Autumn. No una buena señal —fardó el señor Hollenbeck. Sus palabras me hicieron sonrojar y murmuré una pequeña disculpa. Después fui a sentarme al lado de Niall.

Para mi alivio, el Chico Misterioso se sentó en la esquina izquierda más alejada, ignorando el asiento libre que había al lado de mí. Aunque unos segundos más tarde acabó sentándose una chica pelirroja cuyo nombre no me había aprendido, a pesar de haber estado conmigo en esta clase durante todo el año.

Jadeé cuando bajé la mirada con la intención de comenzar a tomar apuntes. Había una extraña marca en mi muñeca, en la misma zona en la que el Chico Misterioso me había agarrado. El pánico se apoderó repentinamente de mi rostro. Se asemejaba sorprendentemente al nacimiento de una flor, aunque estaba un poco deforme. Con los dedos de la otra mano comencé a frotar sobre la zona en cuestión, pero ningún esfuerzo valió la pena; la marca seguía ahí.

El bolígrafo se deslizaba sobre el papel con comodidad, confortándome mientras tomaba apuntes. Tinta regrabable, por supuesto, no quería garabatos en mis apuntes. No le di más vueltas a la extraña marca de la muñeca oculta tras la chaqueta. Probablemente fuese algo de suciedad proveniente de las manos del Chico Misterioso, pues olía como tal.

Casi a mitad de la hora, el señor Hollenbeck nos anunció que íbamos a tener que hacer un importante trabajo en parejas y que se entregaría en dos meses. Nos dijo que eligiésemos a nuestro compañero e inmediatamente Niall y yo nos abalanzamos, literalmente, juntando nuestras manos.

Mis ojos analizaron el aula detenidamente. Una chica pelirroja y otra asiática llamada Julie se habían sentado juntas. No me sorprendía. Ambas eran muy buenas amigas. Al Chico Misterioso lo pusieron con otro chico, que tampoco sabía que había estado conmigo durante todo el año; era bajo y pálido, pecoso y torpe. También tuvieron que sentarse juntos. El rostro del Chico Misterioso estaba ocupado por una sonrisa perezosa; parecía no importarle. Eché una fugaz mirada a su libreta. No había tomado apuntes. Tan sólo algunos que otros garabatos por las esquinas, imágenes grises de fuego y cenizas arremolinándose bordeaban su página.

Una vez que todos habíamos escogido a nuestros compañeros, el señor Hollenbeck se paró en frente de nosotros.

—¿Están a gusto con sus compañeros? ¿Sí? Bien. Ahora les voy a decir quién va a ser su verdadero compañero para este trabajo. —Uff, no.

—¡Vamos, Hollen, eso no es justo! —gritó un chico del final.

—¡Mi nombre es señor Hollenbeck, no me subestime! —exclamó el viejo en respuesta. Se escucharon varias risas por toda el aula. Él tan sólo nos observó atentamente y después comenzó a nombrar las parejas. Era inevitable no darse cuenta de que casi nadie estaba a gusto con su nuevo compañero. Lo estaba haciendo a propósito.

A mitad de la lista, escuché mi nombre.

—Autumn Yurich —dijo en voz alta—, ... y Harry Styles.

Fruncí el ceño. No sabía quién era. En ese instante, una sensación nauseabunda recorrió mi cuerpo entero, descendiendo por mi espina dorsal, revolviéndome el estómago. Sus ojos se encontraron con los míos, brillando con engreimiento, desafiándome. Sus labios me regalaron una perezosa sonrisa, enfureciéndome ante su despreocupada vagancia.

Él es Harry. Harry es el Chico Misterioso.

Y ahora el Chico Misterioso es mi compañero.

| ¡Y aquí está el primer capítulo! Espero que no os haya decepcionado ni nada por el estilo, os puedo asegurar que con cada capítulo la fic comienza a ponerse cada vez más interesante jajaja.

Quiero también agradeceros por todos esos comentarios y votos, más las visitas, en el prólogo de ayer. En serio, significan mucho para mí. Quiero hacer todo lo posible para que esta fic sea reconocida, porque se lo merece.

Así que no me queda nada más que decir. Bueno, si podéis recomendarla a vuestros amigos también os lo agradecería (aunque sé que pido mucho).

ESPERO VUESTROS VOTOS Y COMENTARIOS. NO CUESTA NADA HACERLO.

Byeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!

Todos los créditos para WhoaLarry, escritora de la novela. |


Wicked |h.s| ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora