Wicked |h.s| ESPAÑOL

veintitrés

Despertar.

A la mañana siguiente cuando me desperté Harry seguía durmiendo. El hombre se había perdido un año de sueño, por lo que decidí dejarlo a solas. Aunque la parte más complicada sería abandonar la cama sin despertarlo, considerando que cuando abrí los ojos, estábamos prácticamente pegados el uno al otro. Sus brazos continuaban sobre mi torso. 

Cuando intenté levantar uno de sus brazos, escuché:

—Estoy despierto. No vayas a ningún sitio.

Miré por encima de mi hombro. Los ojos de Harry continuaban cerrados pero había una leve sonrisa en sus labios.

—Sabes, es la primera vez que no me despierto solo. 

—Oh —hablé en voz baja—. Bueno, es la primera vez que te despiertas en un año entero. 

Comenzó a reírse en silencio, sus ojos todavía cerrados. 

—Sí que he extrañado dormir. Los humanos poseen una cosa bastante buena —dijo.

—Excepto si pierden algunas horas, es como si les golpearan en la cara —sonreí. Harry me devolvió la sonrisa, dándome golpecitos en el rostro.

—Estás tan guapa cuando estás feliz, Fall. En serio, siempre estás preciosa, terriblemente bella, pero cuando estás feliz... Dios, Autumn. Demasiado perfecta —murmuró, estudiando mi rostro—. ¿Cómo lo hiciste? ¿Dibujarme? Ni siquiera te me quedas mirando de la forma en la que yo lo hago contigo. 

—No está tan bien. No se parece a ti. Sólo cuando estás enfadado —dije. 

Harry permaneció callado, viéndose terriblemente preocupado ante mi revelación. 

—¿Eso es lo que ves en mí la mayoría del tiempo? 

Me encogí de hombros. Tal vez fuese en lo que pensaba la mayoría del tiempo, lo que más me asustaba de él. En verdad no creía que fuese a hacerme daño. Era bastante siniestro, unos centímetros más alto que yo, y podía llegar a verse bastante amenazador en ciertas ocasiones.

—Lo siento —murmuró. Sentí sus labios rozar la parte trasera de mi cuello y me estremecí. Aunque su tacto me brindaba calidez, no pude evitar temblar. Oh, las cosas que este chico llegaba a provocarme.

—¿Por qué?

—Porque siempre te incito a tener una pelea conmigo. Y por gritarte y asustarte. Eso no es lo que quiero hacer. No quiero asustarte —susurró Harry. El corazón me latía contra el pecho. Casi pegué un salto al ver el brillo rojo alrededor de mí, sobresaliendo de la cama para crear un "charco" de niebla en el suelo.

—Está bien. Yo también incito las peleas —susurré. Descendí la mirada y giré mi dedo alrededor del color, viendo como se formaba un pequeño tornado de aura en el aire. Era extraño, algo muy, muy raro. Pero me gustaba.

—Lo estoy intentado. No tires la toalla conmigo —dijo Harry aumentando su agarre alrededor de mis costillas. No sabía a lo que se estaba refiriendo con eso. Pero era como si me estuviese rogando, suplicando. Y no sabía por qué.

Tragué saliva y coloqué mi mano en la parte superior de su brazo. Sentí su cuerpo relajarse un poco. Después, su barbilla se encontraba sobre mi hombro y sus labios justo al lado de mi oreja derecha. 

—Lo siento. Estoy arrepentido. De verdad. Por todo, y me sigo sintiendo culpable por lo de anoche. 

—Está bien —musité—. Harry, ¿cuánto tiempo voy a tener que fingir ser humana?

Suspiró, tirando de su cabello.

—No lo sé. Me ocuparé de eso —aseguró—. Te lo prometo.