veintiuno

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Brillo.

Harry condujo hasta mi casa en silencio. Me ayudó a subir las escaleras y cerró la puerta de mi habitación una vez que ya estábamos en su interior. Me senté en la cama mientras me frotaba las sienes. Demasiadas preguntas. Pero estaba aterrorizada. Harry tomó asiento al lado mío, sin acercarse ni alejarse. Sus manos se hallaban en su regazo.

Ni dije nada cuando sentí su mano acariciar mi espalda lentamente.

—¿Qué mierdas está pasando? —susurré al fin.

Harry sonrió.

—Ves, no es el fin del mundo o algo por el estilo. No eres la elegida todopoderosa que debe salvar al universo. Esas cosas sólo suceden en toda esa basura que lees —masculló.

Suspiré y me tapé la cara con ambas manos.

—¿Entonces qué es?

—Tu padre... él, uh... —su voz comenzó a desvanecerse poco a poco ya que estaba pensando qué decirme.

—Dios, ¿no es humano? ¿Tampoco lo fue mi madre?

—Tu madre nunca existió. Tu padre no es tu padre. Te lo he dicho, Fall, has nacido literalmente de la tierra. Parece que sea todo una tontería, pero no lo es. Te lo juro. Mira, todo esto es complicado. Muy, muy complicado. Pero puedo explicarte todo lo que necesites saber si tú... —fue interrumpido por su móvil, sonando en su bolsillo. Se lo sacó, maldijo el nombre de la persona que lo estaba llamando y me lanzó una mirada.

Clavé la mirada en la pantalla: Zayn. Así que asentí y aproveché la oportunidad para sujetar mi cabeza entre mis manos y pensar.

No. Pensar me asustaba. Iba a escuchar a escondidas la conversación de ambos.

Harry se llevó el aparato a su oreja.

—¿Qué? —rugió.

—NO LA HAS MATADO. MALDITA SEA. ¿SABES LO QUE HAS HECHO? HARRY STYLES, VOY A ACABAR CONTIGO —pude escuchar a Zayn gritar. Harry se rascó la mandíbula, cerrando los ojos. Ahora sabía por qué había estado toda la semana estresado. Porque tenía que matarme. Se suponía que tenía que hacerlo. Y no lo hizo. ¿Por qué? Porque...

—¿Por qué no lo has hecho? —pregunté en voz baja. Harry me miró, sorprendido. Seguía teniendo el móvil pegado a su rostro.

—¿Por qué no he hecho el que, amor? —frunció el ceño.

—¿Por qué no me has matado?

Harry sonrió un poco.

—Te lo diré en un minuto, ¿vale?

Suspiré pero asentí, apoyando mi cabeza en mis manos.

—Escucha, Zayn, lo he jodido. Pero venga, no conoces a la pobre chica. Probablemente tú ni siquiera conocías a tu Repas {n.a: Repas es lo opuesto. En este caso, la persona opuesta a Zayn} Está mal, y lo sabes —dijo Harry. Jugueteé con los extremos pelados de mi escayola.

—¡Harry vas a morir! Él te va a matar; y a mí, y a ella, y a Jo, y a Louis, y a... —comenzó a decir Zayn.

—Lo sé. Lo sé. Va a intentarlo. Pero, ¿de verdad crees que le dejaría cogeros, a vosotros, capullos? —dijo Harry. Zayn no respondió. Y si lo hizo, se me hizo muy difícil escucharlo. Por lo que Harry le dijo que se tranquilizara y colgó. Después, volvió a mirarme.

—¿Por qué no me has matado? —volví a preguntar.

Harry sonrió, tocando mi rostro con suavidad. No me opuse ni me alejé.

Wicked |h.s| ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora