diecisiete

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PIPER

Piper no se relajó hasta que la luz de la ciudad de Quebec se apagó detrás de ellos

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Piper no se relajó hasta que la luz de la ciudad de Quebec se apagó detrás de ellos.

—Has estado increíble —le dijo Jason a Damian, quien les estaba dando la espalda.

El cumplido debería haberle puesto celosa, pero ella solo podía pensar en el problema que le aguardaba. «Se agitan cosas malvadas», les había advertido Zetes. Ella lo sabía de primera mano. Cuanto más se acercaban al solsticio, menos tiempo tenía Piper para tomar la decisión.

Damian le dijo a Jason en francés:

Solo cierra la boca, estúpido rubio.

—¿Qué has dicho? —preguntó él.

—He dicho que solo he hablado con Bóreas. No tiene nada de increíble.

No se volvió para mirarlo. Piper no entendía ese cambio de actitud en el castaño.

—Eh, me has salvado de acabar en la colección de héroes congelados de Quíone —dijo él—. Te debo una.

—Probablemente me debas más. 

Piper se fijó en el perfil de su hermano. Su cabello alborotado le bailaba sobre la frente, eso lo hacía mas guapo aún. Su porte era erguido, como si esperara en cualquier momento un ataque sorpresa. Su espada estaba envainada en su cintura, sin embargo Piper sabía que Damian la podía desenvainar en un segundo. Sus ojos color miel se paseaban alertas por todos lados. Piper notó en su mirada un montón de emociones, pero sobre todo cansancio. También notó un destello rojizo, pero así como había aparecido, se había esfumado fácilmente.

Piper se preguntó con temor quién era exactamente Damian, pues sentía que el castaño no les era del todo sincero.

—Jason tiene razón —coincidió Leo—. Fue increíble lo que hiciste.

Damian alzó una ceja altivo.

—Ni siquiera estuviste ahí para verme.

—No, pero la forma en la que todos hablan de ti como si fueras el mejor campista... Bueno, no es difícil creer que de seguro estuviste increíble.

Eso hizo que a Damian se le dibujara una sonrisa de lado.

—No soy el mejor campista, ese es el mini Po... —se detuvo, y Piper notó por una milésima de segundo que se le quebró la voz—. Nada, olvídalo.

Todo el mundo se quedó callado.

Lo que más le preocupaba a Piper era la forma en que Bóreas había cambiado de forma y por qué les había dejado marchar. Tenía algo que ver con el pasado de Jason y con los tatuajes que tenía en el brazo. Bóreas creía que Jason era romano, y los romanos no se mezclan con los griegos. Seguía esperando a que Jason le diera una explicación, pero estaba claro que él no quería hablar del asunto.

ENEMY ², percy jacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora