sesenta y uno

251 38 2
                                    

PERCY

¿Aviones o caníbales? No había color

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Aviones o caníbales? No había color.

Percy habría preferido conducir el Cadillac de la abuela Zhang hasta Alaska perseguido por ogros que lanzaban bolas de fuego a sentarse en un Gulfstream de lujo.

Ya había volado antes. Los detalles eran confusos, pero se acordaba de un pegaso llamado Blackjack. Había estado en un avión una o dos veces. Pero el sitio de un hijo de Neptuno (o Poseidón, como se llamara) no estaba en el aire. Cada vez que el avión atravesaba una zona de turbulencias, a Percy se le aceleraba el corazón y pensaba que Júpiter los estaba zarandeando.

Trató de concentrarse en la conversación de Frank y Hazel. Hazel estaba asegurando a Frank que había hecho todo lo posible por su abuela. Frank los había salvado de los lestrigones y los había sacado de Vancouver. Había sido increíblemente valiente.

Frank mantenía la cabeza gacha como si se avergonzara de haber llorado, pero Percy lo comprendía perfectamente. El pobre acababa de perder a su abuela y había visto su casa arder en llamas. Por lo que a Percy respectaba, derramar unas cuantas lágrimas por algo así no te hacía menos hombre, sobre todo cuando acababas de rechazar a un ejército de ogros que querían comerte de desayuno.

A Percy todavía no le cabía en la cabeza que Frank fuera su pariente lejano.

Frank sería su... ¿qué? ¿Su sobrino nieto multiplicado por mil? Era de lo más raro.

Frank se negaba a explicar exactamente en qué consistía su «don familiar», pero mientras volaban hacia el norte, les relató la conversación que había mantenido con Marte la noche anterior. Explicó la profecía que Juno había pronunciado cuando él era un bebé, que su vida estaba ligada a un trozo de leña, y que le había pedido a Hazel que se lo guardara.

Percy ya había averiguado parte de esa información. Era evidente que Hazel y Frank habían compartido algunas experiencias raras cuando se habían desmayado y que habían hecho una especie de trato. Eso también explicaba porqué incluso en ese momento, movido por la costumbre, Frank no parara de comprobar el bolsillo de su abrigo y por qué se ponía tan nervioso cuando había fuego cerca. Aun así, Percy no podía imaginarse el valor que había necesitado Frank para embarcarse en una misión, sabiendo que una pequeña llama podía apagar su vida.

—Frank, me siento orgulloso de ser pariente tuyo —dijo.

A Frank se le pusieron las orejas coloradas. Con la cabeza agachada, su corte de pelo militar formaba una puntiaguda flecha negra que apuntaba hacia abajo.

—Juno tiene planes para nosotros, algo relacionado con la Profecía de los Diez.

—Sí —masculló Percy—. No me gustaba como Hera. Y no me gusta más como Juno.

Hazel metió los pies debajo de ella. Examinó a Percy con sus luminiscentes ojos dorados, y él se preguntó cómo podía estar tan tranquila. Era la más joven de los tres, pero siempre los mantenía unidos y los consolaba. Se dirigían a Alaska, donde ella había muerto en el pasado. Tratarían de liberar a Tánatos, quien podría llevársela otra vez al inframundo. Y, sin embargo, no mostraba el más mínimo temor. Percy se sentía ridículo por temer las turbulencias del avión.

ENEMY ², percy jacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora