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Third Reich trató varios segundos en comprender lo que estaba pasando. Cuando lo hizo, experimentó un subidón de energía y felicidad. Su corazón iba a explotar.

Se atrevió a echar los brazos por detrás del cuello de URSS, y éste le atrajo todavía más hacia él, sin dudar ni un segundo. Las manos del alemán acariciaron su nuca y su cabello, ignorando el ushanka que el ruso llevaba. 

El soviético deslizó una de sus manos desde la mandíbula hasta su cadera, gesto el cual le provocó escalofríos al alemán. Third Reich notaba cómo URSS mordía y lamía sus labios todo el tiempo, y eso sólo le daban más ganas al alemán de seguir.

Eso duró un rato. Cuando se veían obligados a parar, recuperaban la respiración y volvían a besarse durante medio minuto. Third Reich no era capaz de pensar. 

El mundo desapareció bajo los pies del alemán. 

Se separaron de nuevo y jadearon durante algunos segundos. Third Reich estaba feliz. Pronto recuperaría la cabeza y posiblemente tuviesen que volver a casa. Pero mientas eso no...

URSS le pilló por sorpresa y volvió a besarle, dejando sus manos sobre las mandíbulas del alemán. Éste no tardó ni tres segundos en echar los brazos por detrás del cuello del ruso,  y deslizar uno hacia su espalda. 

URSS se separó mucho antes de lo que al menor le hubiese gustado. Vio su sonrisa, mientras el soviético comenzaba a llevarle de la mano a un banco. Ahí se sentó y Third Reich comprendió lo que quería. 

Se puso encima suyo y volvió a besarle como si el mundo se fuese a acabar.

Apenas llevaban quince segundos de beso cuando el alemán se dio cuenta de lo que estaba haciendo. 

Se estaba besando con su peor enemigo. Con el causante de su trauma. Con el que le había amenazado tantas veces a él y a Alemania. Con el que hacía quince años le había torturado en un sótano y lo había llenado todo de sangre suya y de sus aliados.

Por mucho que le amase, si se convertían en pareja, jamás sería capaz de olvidar aquello. ¿Cómo iba a ser capaz de convivir con él y de besarle todas las mañanas sabiendo lo que le había hecho?

Se separó de él de inmediato.

URSS le miró sin decir nada, extrañado por el comportamiento del alemán. Third Reich observó su cara lentamente. Era hermoso, y aunque quería seguir besándole hasta que amaneciese, sabía que no podía. 

URSS volvió a atraerle hacia él. El alemán tuvo la tentación de besarle de nuevo, pero se contuvo y se separó. El ruso le miró, con una ceja alzada. Iba a preguntar si estaba bien o si le pasaba algo, pero fue entonces cuando Third Reich apartó sus brazos de detrás del cuello del ruso y se quitó de encima suyo.

Le miró, avergonzado y sonrojado.

—Lo siento, yo... No puedo.

Miró a URSS por última vez y después se levantó, para salir corriendo de allí, con el corazón a mil y sin ser capaz de creer que aquello hubiese pasado de verdad. Una parte de él deseaba quedarse con URSS toda la noche. La otra deseaba irse a casa, dormir, y fingir que nada había pasado. 

Casi le dio un paro cardíaco cuando notó que alguien la agarraba con brusquedad del brazo y le tiraba al suelo tras unos arbustos. Tan sólo era capaz de ver una sombra que estaba encima suyo, inmovilizándole. 

Llegados a ese punto, todo le daba igual.

La persona que le había llevado hasta allí se acercó a su cuello y le dio una pequeña mordida lenta. Third Reich se odió a sí mismo por permitirse que aquello le gustase.

Rusia y su único pretendiente ☆ ❀ CountryHumans ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora