71

370 31 47
                                    

—¡¡Ale!!—Chilló Rusia al otro lado de la línea, emocionado. Alemania se revolvió en su cama con pereza y con aire cansado, pues hacía tan sólo cinco minutos que se había despertado. 

—¿Qué?—Preguntó el menor, con algo de brusquedad. 

—¿Te... Te apetece que vayamos a la playa con algunos amigos?—Preguntó el ruso, con emoción y algo de timidez. Alemania se quedó callado algunos segundos. Luego sonrió con ternura.

—Eh... ¡Está bien!—acabó por responder el alemán, con una gran alegría en su tono. Rusia también sonrió al otro lado de la línea. Después volvió a hablar.

—¡De acuerdo!—Habló Rusia, alegre de que su pareja quisiese acompañarle. Estaba seguro de que se lo iban a pasar muy bien junto a España, Italia, Canadá, Polonia y Prusia.—Ale, dentro de una hora hemos quedado en la playa con algunas personas más, ¡espero verte por allí!

—¡Y me verás!—Respondió Alemania, muy emocionado. No había nada en el mundo que le gustase más que acudir a la playa con sus amigos. A continuación, colgó el teléfono y lo dejó de lado. Suspiró y se derrumbó sobre la cama, feliz.

Estuvo varios segundos tirado mirando el techo, hasta que decidió ponerse a hacer cosas, ya que tenía una hora para desayunar, preparar sus cosas y ponerse el bañador.

Se levantó con energía y salió de su habitación. A continuación se dirigió a la cocina para agarrar algo que desayunar. Después de lo que había cenado la noche anterior, apenas tenía hambre.

De todos modos, comió un poco. Estaba seguro de que lo iba a necesitar si quería estar una buena parte del día en la playa.

Miró el reloj. Tenía media hora para vestirse y salir de allí hacia la playa. Caminó hasta su habitación y se puso el bañador, bajo la mirada atenta de MîssJuríperu. Benito también estaba con él, aunque se dedicaba a inspeccionar el interior de su armario.

—Papá, me voy—habló Alemania, caminando hacia la puerta principal con el bañador puesto y una bolsa con lo necesario. Third Reich se asomó al salón, pero el alemán menor se fue antes de que a su padre le diese tiempo a hacer preguntas.

Caminó con algo de rapidez hasta la playa, temiendo llegar tarde, pues le gustaría haber salido de su casa un poco antes. De todos modos, estaba seguro de que llegaría a tiempo. De lo contrario, no creía que pasase nada si se retrasaba un poco.

Como solía suceder, se plantó en la playa a la hora en punto, algo cansado por lo rápido que había recorrido los últimos cien metros.

Le hizo un gesto con la mano a Rusia y el soviético, al verle, sonrió y se acercó a su pareja. Le dio un corto beso justo antes de hablar.

—¡Ale! Qué bien que hayas venido—dijo el ruso, mientras Alemania le abrazaba durante algunos segundos. Luego se separó de él y dejó que Rusia le agarrara de la mano para conducirlo hasta donde estaban España, Italia, Prusia y Polonia.

Alemania sonrió y saludó con emoción a Polonia, quien se le acercó para saludarle muy contento, tirando de la mano de Prusia. El prusiano no parecía tener muchas ganas de acercarse a nadie que no fuese Alemania o Italia.

—¡Hola!—saludó el polaco. Alemania le devolvió la sonrisa tierna y le hizo un gesto con la mano como saludo.—¿Quieres venir a bañarte con Prusia y conmigo?

Alemania les miró con emoción y agarró con todavía más fuerza a Rusia de la mano. Asintió enérgicamente.

—¡Vale!—Chilló el alemán. Corrió hasta donde se encontraba la toalla de  Polonia. Dejó su bolsa allí y extendió su toalla junto a la del polaco. Luego agarró a Rusia de la mano tras quitarse la camiseta y tiró de él, prácticamente corriendo hacia el mar, donde España besaba con pasión a Italia como si no hubiese nada más en el mundo.

Rusia y su único pretendiente ☆ ❀ CountryHumans ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora