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Rusia continuaba esperando al lado de la puerta de la habitación de URSS incluso después de dos horas. En algunas ocasiones había intentado convencer a su padre para que saliera o al menos le contara qué le pasaba. No lo consiguió.

Al final no tuvo más remedio que levantarse e irse, pues no podía permitirse estar toda una eternidad entera esperándole en la puerta hasta que al mayor le apeteciera salir. Ya tendría que hacerlo en algún momento para comer o para ir al baño. 

Todavía no había parado de llover. 

Rusia suspiró. URSS continuaba en su habitación y Ucrania hacía poco que se había encerrado en la suya. Estaba completamente solo. También estaba aburrido. Era cierto que a veces le apetecía tener un poco de tranquilidad y estar sin nadie alrededor, aunque en esos momentos no. Quería tener a alguien cerca con quien entretenerse. Incluso estaba dispuesto a responder a todas y cada una de las preguntas incómodas de Ucrania con tal de tener a alguien con quien hablar y pasar el rato. 

Se planteó durante algunos segundos, proponerle algún plan a su hermano mayor, pero al final decidió que no. Con o sin Ucrania, no tenía nada que hacer.

(...)

Third Reich todavía no había reunido el valor suficiente para salir de su habitación. Se sentía muy mal por haber tratado así a Prusia. También se sentía un poco avergonzado por su comportamiento al recibir el dibujo del prusiano, se había comportado como un niño pequeño.

Abrazó con fuerza la hoja de papel doblada contra su pecho, sin levantarse de la cama. Justo en ese momento, su teléfono vibró. Había recibido un mensaje.

Agarró su móvil para leer el mensaje. Era URSS.

URSS: Reich

URSS: Está bien Prusia?

Third Reich hizo girar sus ojos. ¿Hacía unos días casi mataba a Prusia y ahora le escribía a él para preguntar si estaba bien? No le entendía. No tenía sentido. Y tampoco tenía ganas de responderle, pero no quería problemas, así que decidió responderle de forma breve y sin dar detalles.

Third Reich:

URSS: Y estás bien tú?

Al alemán le extrañó la pregunta. ¿A qué venía? ¿Y desde cuándo al ruso le interesaba cómo estaba?

Third Reich: No es asunto tuyo

Al cabo de unos segundos, vio cómo el soviético escribía algún mensaje. De pronto, dejó de escribir y el mensaje nunca llegó.

El alemán dejó el teléfono de lado, e ignoró al ruso de una vez. Fuera lo que fuese que URSS había empezado a escribir, no le interesaba en absoluto.

Se acomodó sobre el colchón y cerró los ojos, aún abrazando fuertemente el dibujo de Prusia. Cerró los ojos, con la intención de descansar un poco. Tan sólo pasaron algunos minutos, cuando alguien le llamó. Abrió los ojos de nuevo y dirigió su mirada hacia el teléfono.

Era URSS.

Bufó con molestia y colgó. Apenas tres  segundos después, el ruso volvió a llamarle. Una vez más, colgó.

El soviético llamó por lo menos tres veces más, pero no logró que el alemán le aceptara la llamada.

Si tan sólo supiera lo que pasaba...

Trató de dormirse, pero, por alguna razón, se le había ido el sueño de repente. Ahora no tenía más remedio que salir de su habitación, a menos que quisiera morir de aburrimiento y desesperación allí dentro.

Caminó hasta la puerta, con un resoplido. No le apetecía en absoluto salir de su cuarto, pero tampoco tenía muchas más opciones. Abrió la puerta de la habitación y salió de ella.

Vio que su hijo estaba sentado en la cama, leyendo un libro. Ni siquiera pareció darse cuenta de que su padre estaba fuera. El mayor tampoco le hizo caso.

Se asomó por las escaleras, tratando de localizar a Prusia sin ser visto. Su corazón se detuvo al ver que estaba sentado en el sofá. Se apartó de inmediato y se apoyó en la pared, con un suspiro. Nunca lograría bajar al salón sin ser visto por el prusiano, por mucho que lo intentase y por muy silencioso que fuese.

Por alguna razón, se sentía incapaz de mirar a Prusia a la cara después de lo que había pasado. Se daba cuenta de que el prusiano tan sólo intentaba ser agradable con él.

Al final se armó de valor y decidió bajar las escaleras. Trató, con todas sus fuerzas, de no mirarle. Aunque, desde el primer momento en el que comenzó a bajar los escalones, sintió la mirada del prusiano clavada en él.

—Hola—saludó Prusia, sonriente. El alemán sonrió un poco, pero no se atrevió a levantar ni la vista ni la cabeza.

—Hola—respondió Third Reich. Caminó directo hacia la cocina. Cuando llegó a ella, se dio cuenta de que no tenía ni idea de qué hacía ahí.

Quizá había ocudido porque estaba tan nervioso y avergonzado que no había tenido tiempo de pensar adónde ir.

Ya que se encontraba allí, aprovechó y agarró una manzana. Tenía hambre.

Inspiró hondo varias veces, y por fin salió de la cocina. La voz de Prusia le volvió a sorprender, mientras le indicaba que se sentara también en el sofá, al lado suyo. Third Reich obedeció, un poco más tranquilo, atreviéndose a levantar la cabeza.

—¿Te gustó mi dibujo?—Preguntó Prusia. Third Reich sonrió, un poco sonrojado, sentado al lado del prusiano. Todavía no quería mirarle a los ojos. Mantenía la vista baja.

—Sí. Lo guardé con cuidado para que no se estropeara.—Prusia sonrió aún más. Third Reich no estaba acostumbrado a que Prusia hablara tanto. Y el prusiano tampoco había hablado nunca tanto con nadie, salvo con Polonia. Pero se sentía a gusto hablando con el alemán.

—Me alegro... ¿Te apetece dibujar?—Preguntó, mirándole a los ojos con una sonrisa.

Third Reich sonrió tímidamente y por fin se atrevió a mirarle. Estaba sonrojado y no hacía nada por evitarlo. Aunque dio gracias a que la gran parte de su piel era roja y no se notaba demasiado.

—Sí.

Rusia y su único pretendiente ☆ ❀ CountryHumans ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora