Se paró ante la enorme puerta de haya del último piso, respiró hondo y tragó saliva antes de atreverse a llamar suavemente con los nudillos contra la madera.
- Adelante - la grave y ronca voz de Raziel lo invitó a pasar y Axtah se permitió un momento para respirar antes de hacerlo.
- Mi señor - inclinó la cabeza ante él nada más entrar.
Se colocó delante suya pero a una prudente distancia, con las sombras de la habitación bailando sobre su rostro de facciones suaves.
- Comandante... ¿qué sucede?
- La arcángel Gabriel dice que mañana seguirá con la conversación que mantenía con usted - no levantó los ojos del suelo y no pudo evitar mover sus manos con nerviosismo, Raziel era de aquellas personas que sabían cómo intimidarte y darte la sensación de que sabía todos tus más oscuros secretos.
- Bien. Gracias por la información.
Axtah volvió a inclinar la cabeza antes de dirigirse a la puerta, que todavía estaba abierta a sus espaldas. Justo cuando iba a desaparecer tras ella, la voz del arcángel le hizo parar en seco.
- Ah, y... ¿Comandante?
- ¿Mi señor? - Se dio la vuelta lentamente.
- Me gustaría que... se acercara personalmente a la arcángel - Axtah no pudo evitar levantar las cejas en un gesto interrogante. Raziel simplemente sonrió con esa sonrisa tan característica suya que solo ponía cuando sabía que iba varios pasos por delante de su enemigo -. Quiero que la espíes. Para mí.
- Como desee, mi señor - tragó saliva. Espiar a una criatura superior a él le parecía un completo suicidio.
- Hazte su amigo, una persona en la que ella no dude en confiar si las cosas se le ponen difícil. Porque se le pondrán. Quiero saber todos sus secretos, no... Necesito saber todos sus secretos. Y quiero que se los saques tú. ¿Has entendido, comandante?
Justo cuando iba a responder con una afirmativa, un grito rabioso femenino inundó el edificio, haciendo que Axtah se pusiera en guardia y Raziel colocara sus alas en posición de alerta. Poco después sonó algo parecido a varios cristales rompiéndose en mil pedazos para que se escuchara más tarde varios gritos agónicos, esta vez masculinos.
- Ve a ver qué está pasando, comandante. Y haz lo que te he ordenado.
- Sí, mi señor.
Antes de salir por la puerta del despacho del arcángel, Axtah ya tenía en sus manos un rifle y una espada larga de hoja ondulada. Bajó las escaleras con precaución, mirando en cada planta si había algo o alguien sospechoso. Después de cinco, Handah se encontró con él. Tenía el cabello despeinado y no tenía puesta la armadura, probablemente tenía una hora libre, pero sí que llevaba dos pequeñas pistolas en sus manos. Sus alas estaban en alerta y sus furtivos ojos observaban cada sombra, resquicio y esquina que podían abarcar.
- ¿Qué mierda ha pasado?¿Estás bien?¿Y Kiedraw?¿Y Niueh?¿Y Aliah?¿Y Juiah?¿Y...?
- No lo sé, Handah. No tengo la respuesta para ninguna de esas preguntas excepto que yo sí estoy bien - la interrumpió con rudeza.
- Hay que ir al piso de la arcángel Gabriel, es donde está Kiedraw y sé que ella había quedado con Niueh allí hace una hora. Tal vez estén los dos juntos. Y con suerte Aliah no está en el edificio todavía.
- Bien, vamos.
Ambos bajaron a toda velocidad las siete plantas que los alejaban de la que se habían marcado como meta. Se cruzaron con varios, por no decir muchos, ángeles que subían o bajaban rápidamente, probablemente intentando ver si la gente importante o sus amigos y familia se encontraban bien. Nadie parecía tener ni idea de nada sobre lo que había pasado y la tensión y angustia era palpable en el ambiente.
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Ciudad de Sangre
خيال (فانتازيا)"Él no es tu enemigo. Tú lo eres." Asteria es una humana, vendida por su familia a un burdel de niña, que intenta encontrar un camino hacia su libertad en un mundo lleno de criaturas infinitamente más poderosas que ella. Lo que empieza como una odi...