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- ¿Eres consciente de que tu... tu vieja amiga es la mercenaria más buscada de todo el mundo? No solo de todo Juix, sino de todo el mundo. De toda La Tierra.

- Buenos días a ti también, Aliah, hijo de Lucifer. Me halagan tus comentarios - Rubyx llegó a responder antes que Asteria, dejándola con las palabras en la boca. Su voz era sibilante, casi como la de una serpiente -. Y la respuesta a tu pregunta...

- Es, obviamente, un sí más grande que todo el universo. ¡Es mi amiga!¿Cómo no voy a saberlo?

- Cálmate, Ast.

- ¿Ast?¿Desde cuando dejas que alguien te ponga un apodo? - El angelote se dirigió a Asteria con una expresión de asco en la cara.

- Desde que ese apodo no es humana extraña.

- Me voy a acordar yo de tu nombre, como si fuera lo único que tengo que hacer - bufó Aliah, siendo contestado rápidamente por una mueca de Asteria.

- Pues deberías, me ayudaste a coger mi medallón.

- Solo para que pudiera investigar una cosa de él.

- Callaos - a Rubyx no le hizo falta ni alzar la voz para resultar tan amenazante como para que los dos lo hicieran -. Tengo entendido que me tenías que buscar, hijo de Lucifer.

- Sí, ¿y?

- He venido a dejar que me cojas.

- ¿Y por qué mierda irías tú a hacer eso?

- Porque me conviene.

- ¿Y por qué te convendría?

- Por algo que no tengo ni la necesidad ni las ganas de decirte.

- Ru...

- ¿Sucede algo, Ast?

- Que no te pases con tu bordería.

- Dijo la que se estaba peleando a gritos con la misma criatura.

- Eso es diferente.

- Cierto, yo soy más cortés.

- Ya - el sarcasmo era más que evidente en esa palabra.

- Ast, por favor, cálmate.

- Por cierto, angelote... - Asteria empezó a cambiar de tema.

- ¿Y ahora qué?

- ¿Qué es eso de hijo de Lucifer que ha dicho Ru?

- Una manera horrible de llamarme.

- ¿Pero entonces eres el hijo de Lucifer?

- Por desgracia.

- ¿Eres el hijo del ex-ángel con más neuronas y no se te ocurre mencionarlo?

- No.

- También hay otra cosa que quiero preguntarte.

- ¿Qué? - Replicó con voz cansada.

- Que quiero que me acompañes a matar a mi familia.

- ¿A hacer qué?

- A matar a mi familia.

- ¿Y por qué irías tú a matar a tu familia?

- Porque son unos hijos de perra que merecen morir.

- Aparte de eso... siguen siendo tu familia.

- Ellos me vendieron. Sin consultármelo. Sin despedirse excepto con una sonrisa. Sin vender a nadie más. Voy a matarlos, Aliah, voy a hacerlo. Y me da igual si tú vienes conmigo o no. Voy a matarlos. A todos y cada uno de ellos.

Ciudad de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora