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Luego de un rato maldiciendo en la soledad de su cuarto, salió y caminó a la cocina, revisó que era lo que tenía en su nevera, y chocó su cabeza con la puerta de esta para cerrarla con fuerza, pues, el día anterior había preparado lo poco que había allí, fresas y leche. Abrió una de las puertas de su alacena y sacó una bolsa de cereal, tomó un plato y sirvió un poco. Agarró un vaso, lo llenó con agua y salió de la cocina con el plato en la mano, y lo puso en la mesita.

- Come si tienes hambre, y por si tienes sed - dejó el vaso en la mesa. - Voy a trabajar, así que no me molestes... El bañó está allí - habló cansado, señalando para que la pequeña viera y sin más que decir, Yibo se fue a encerrar a su oficina.

MeiWen, se acercó al tazón de cereal y comenzó a comer las hojuelas una por una. En un momento, volteó su cabeza para mirar el pasillo, y soltó un pequeño suspiro volviendo a sus hojuelas.
Las horas pasaron llegando así la tarde y el hambre de la niña se hacía presente, no quería molestar a su padre, pero el hambre le ganó y se encaminó a pasos pequeños y tímidos a la habitación donde vio meterse el castaño.

Con algo de miedo, tocó la puerta, al ver que no respondía, volvió a tocar, y así siguió por un par de minutos.






El golpeteo tan insistente en la puerta hacía que Yibo se desconcentre de lo que estaba haciendo, ya arto de la situación se paró de su escritorio a ver qué era lo que la niña quería.

- ¡¿Qué mierda quieres mocosa?! ¡Te dije que no me molestaras!

- T-tengo ha-hambre - dijo en un susurro.

Yibo volteó los ojos respirando profundamente y asintiendo. Salió de su oficina y entró a la cocina en busca de algo para darle de comer a la niña. Abrió la nevera, y lo único que encontró fueron sus bebidas energéticas, no había comida y se suponía que esa tarde y noche no iba a comer.
Haciendo un chasquido de fastidio con su boca, tomó su teléfono y comenzó a ordenar algo de comida, dejó su teléfono tirado en el mesón y sacó una de sus lata de bebida azucarada, sentía su nivel de energía tan bajo, que necesitaba reponerlo o no duraría en lo que quedaba del día.

Al cabo de unos minutos, fue a abrir la puerta para recibir la comida, pagó y caminó hasta su cocina.

Allí sacó un plato y comenzó a servirle a la menor, llenó otro vaso con agua, y caminó con el plato hasta la sala, se los puso en la mesita de centro y señaló.

- Ahí tienes... Cuando termines deja el plato allí. Te comes todo y ya no me molestes - habló cansado y dejó a la niña comiendo para volverse a meter a su oficina.






Unas horas después, Yibo salía apurado de su habitación mientras se arreglaba su corbata torpe y rápidamente y colocaba su saco, iba a tomar la manija de la puerta y una vocecita lo detuvo.

- ¿Papi? - llamó la pequeña.

Lo había olvidado, ahora esa niña estaba ahí.

- Guarda tus cosas, toma tu mochila y vámonos - la pequeña obedeció y guardo su libro para colorear y sus crayones en su pequeña mochila, se la colocó y caminó a paso rápido hasta su padre.

Yibo abrió la puerta y salió con la pequeña más atrás. Caminó hasta el ascensor con la pequeña corriendo de vez en cuando para seguirle el paso. Ya en el ascensor la pequeña volvió a hablar.

- ¿Papi... A do-dónde vamos?

- Mira, yo soy Yibo, no tu papá ¿de acuerdo?... Me surgió un problema en el trabajo y tengo que ir a resolverlo, haza todo lo que te digo ¿Me estás entendiendo mocosa?

- S-sí - salieron del edificio, Yibo adelante y sin importarle si la niña le seguía el paso o no.

Se subió a su auto y al ver que la niña no se subía, abrió la puerta trasera enojado, estaba llegando tarde y todo por esa mocosa.

 Tú Eres Mi Papi  ▪︎  [YiZhan]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora