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Yibo recogía sus apuntes metiéndonos en su mochila apurado, se había quedado dormido y ese día debía llegar temprano para su examen. Una vez tuvo todo se puso su gorra para ocultar su desordenado cabello y salió corriendo de su habitación.

— Hijo tien-

— ¡Hoy no mamá se me hace tarde! ¡LAS AMO! — gritó corriendo hacia la salida.

— Gege, se fue con la camisa de su pijama — señaló la menor.

La mujer sonrió y negó, su hijo se estaba esforzando por su hermana, admiraba aquello, pero al mismo tiempo la entristecía en demasía. Sabía cómo era Yibo, era su madre, sabía que cuando algo se le metía a la cabeza era casi imposible hacerlo desistir, la idea de complacer a su padre para que dejara en libertad a su hermana menor hacía que se olvidara de lo que él mismo quería.

— Mami... ¿podemos comprarle algo a Gege por su cumpleaños? — preguntó la menor mientras comía su desayuno.

— Mhn, termina de comer y luego vamos al centro comercial para comprarle algo a Yibo — la menor al oír aquello terminó rápidamente su desayuno.






Madre e hija caminaban por el centro comercial con unas cuantas bolsas en sus manos.

— ¡Mami, mami, mami! ¡Eso! ¡Quiero comprarle eso a Gege! — señaló la menor unas pulseras rojas que se veían en el exhibidor de una tienda.

— Vamos a ver.

Al cabo de unos minutos RuiQuin y MeiLeng salían de la tienda, cada una con una pulsera roja en sus muñecas y una más en una pequeña caja de regalo.

— ¿Vamos a casa? — preguntó la señora Wang.

— Mhn — respondió la pequeña.

— Vamos entonces... todavía tenemos que preparar su pastel y su comida favorita... ¿qué crees que quiera comer tu hermano?

— ¡PIZZA! — gritó emocionada y la mujer negó.

— Eso es lo que tú quieres mi amor. Es el cumpleaños de ambos, así que tiene que ser algo a los dos les guste — sonrió.

— ¡Entonces lasaña! A Gege y a mí nos gusta la lasaña que preparas mami.

— Entonces les voy a preparar la mejor lasaña a mis dos cumpleañeros favoritos.

— Mami... esto es secreto, pero, tú y yo sabemos que yo soy tu favorita — dijo la niña riendo.

— Wang MeiLeng. Mis dos hijos son mis favoritos, tengo a una pequeña princesa, y a ella la cuida mi pequeño león.

— Mami, Gege no es un pequeño león.

— Para mí es mi pequeño león — sonrió.





Ambas llegaron a casa y con ayuda de su mayordomo empezaron a organizar y arreglar todo poniendo unos cuantos adornos.

— Señora, ya me tengo que ir, tengo que ir a recibir a mi hijo al aeropuerto.

— No te preocupes, ve tranquilo. Dile a Xian que le mando saludos y que venga un día a almorzar con nosotros.

— Claro, no sé preocupe... Nos vemos Mei.

— Chao tío, dígale a Xian-Ge que me venga a visitar pronto.

— Lo haré, ¡nos vemos!

El mayordomo salió de la casa dejando a madre e hija solas, RuiQuin miró la hora en el reloj y una sonrisa apreció en su rostro cuando escuchó la puerta principal abrirse. Un Yibo cansado fue lo que pudieron ver.

 Tú Eres Mi Papi  ▪︎  [YiZhan]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora