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— It's a pleasure working with you Mr. Wang.

— I say the same Mr. Jones, let's meet again somewhere other than the company — sonrió.

— Of course, I'm going to tell my secretary to contact yours... See you soon.

— Thank you so much. See you soon — se despidió del hombre.

En cuanto Yibo vio al hombre salir del elegante restaurante en el que se encontraban, sonrió en grande. Su reunión había salido perfecta, había conseguido el contacto de un importante inversionista extranjero, y su día no podía ser mejor.











Luego de algunas horas, el sonido de la puerta abriéndose lo hizo regresar un momento del mundo empresarial pero no lo suficiente.

— ¿Señor?

— Mhn — musitó sin dejar de mirar los papeles que tenía sobre su escritorio.

— Aquí están los documentos que pidió, y... — hizo una pausa.

— ¿Qué pasa? — Yibo detuvo todos sus movimientos y le prestó toda su atención a su secretario.

— Señor ya son las diez y media de la noche. La mayoría de los trabajadores con hijos se fueron hace más de tres horas.

— ¿Y? Se supone que esa es la hora a la que salen. ¿Qué tiene que ver? — preguntó volviendo a su trabajo.

— Señor... Lo que se sucede, es que me enviaron un mensaje de la guardería, que usted, debe ir a ver a su... ni-

"La mocosa" pensó deteniendo todo lo que estaba haciendo. Cerró sus ojos y suspiró.

— Ve a traerla por favor — dando su última palabra regresó a sus documentos y el secretario salió de la oficina.

— No seas tan duro con la mocosa Yibo... No puedes perderlo todo, no ahora — se dijo a sí mismo.



A los pocos minutos la puerta de la oficina fue abierta nuevamente dejando ver a su secretario con una MeiWen tomada de la mano, la pequeña tenía los ojos, nariz y cachetes rojos, había estado llorando, eso podía reconocerlo.

— Aquí está señor. La señorita Nan me dijo que le informara que ya había cenado, que estuvo llorando todo el día y se la pasó en una esquina dibujando — dijo el secretario con algo de pena, puesto que cuando la vio le pareció una niña bastante tierna.

— Gracias Lay, puedes irte a casa ya. No es necesario que te quedes — ordenó.

El secretario asintió, hizo una reverencia y salió de la oficina dejando a MeiWen y a Yibo solos.

— Nos iremos en unos minutos, siéntate y espera a que termine — Mei obedientemente caminó hasta el largo sofá que había en la oficina.

Yibo la miró atentamente y pudo darse cuenta que aún quedaban rastros de lágrimas en las mejillas de la pequeña.

"¿Le pregunto por qué lloraba?... no, no, no te metas, ella no es... de tu incumbencia"

Borrando esos pensamientos, volvió a terminar su trabajo lo más rápido que podía. Una hora después se encontraba guardando todo, dirigió su vista al sofá y vio como la pequeña estaba luchando por no quedarse dormida, dio un largo suspiro y se paró de su lugar.

— Oye... — la pequeña miró al castaño con sus ojitos rojos y cansados.

— Vamos — Mei se bajó del sofá y caminó hasta la puerta con Yibo siguiéndole el paso.



En el ascensor el castaño de dispuso a mirar su teléfono, puesto que no lo había hecho desde que llegó a la empresa. Al hacerlo sintió un escalofrío recorriéndole la nuca, 50 llamadas perdidas de Zhan y su padre.

 Tú Eres Mi Papi  ▪︎  [YiZhan]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora