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Nuevamente, era una persona distinta, no sentía su cuerpo cansado, ni mucho menos sentía las heridas que se había provocado al lanzarse del auto en movimiento, tal vez sea por la adrenalina del momento.

En media carrera se detuvo abruptamente al ver la casa a unos cuantos metros de él. Su lengua empujaba su mejilla interna mientras una sonrisa se formaba en su rostro, rió momentáneamente antes de suspirar. Vio las camionetas donde de seguro, aquellas personas habían llegado a joderle la paz, bueno no a él, sino a Yibo, pero eran la misma persona así que igual contaba, pues también se sentía molesto.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, comenzó a acercarse de manera sigilosa, conocía la casa, había tenido la oportunidad de recorrer el lugar sin que Yibo le jodiera las pelotas repitiéndole que no debían violar el acuerdo que hicieron.

Miró por la ventana, y notó como tenían a Zhan, arrodillado, con sus manos atadas detrás de su espalda y sangre corriendo por su perfecto rostro, eso lo enojó de sobremanera. Pasó su mirada al otro chico y este estaba inconsciente, al igual que sus compañeros.

Caminó hasta el patio y vio a uno de los hombres de la rubia paseándose con un arma en mano, se acercó por la espalda y le dio un golpe en la nuca dejándolo inconsciente, tomó el arma y se dio cuenta que esta tenía silenciador, entró a la casa y se quedó en una esquina a analizar la situación. Y una vez que su plan estuvo armado perfectamente en su cabeza, apuntó el arma a la pierna del hombre que apuntaba la cabeza de Zhan. Disparó, y sonrió al escuchar los gritos del hombre, apuntó a dos más y volvió a jalar del gatillo sin remordimiento alguno, impactando uno en el hombro y el otro en el abdomen.

Al ver que solo quedaron dos decidió salir de su escondite.

— Vaya, si no fueras una maldita perra, te hubiera llevado a la cama hace años, ¿Cómo es que no sabía de tu existencia? — rió.

— ¿Yi-Yibo? — preguntó el pelinegro levantando la mirada.

Wangji volteó a mirarlo y sonrió de lado.

— Hola bombón — saludó guiñándole un ojo.

Dejó de préstale atención y sonrió seductoramente a la rubia, y esta rió con superioridad

— No voy a negar que eres... de mi tipo, pero cielo, tú no me importas. Tus acciones ahora — dijo tirándole una carpeta.

El castaño lo tomó la carpeta del suelo y comenzó a leer todo sin ganas, y luego de un rato, bufó.

— Uy cielo, no puedo firmar esta cosa, fíjate que yo, no soy Wang. So, nada de eso es mío — le tiró la carpeta nuevamente.

— ¡Escúchame bien idiota, vas a firmar o-

— ¿O qué?, ¿qué pasa si no lo hago? — interrumpió preguntando desafiante.

— ¡Mato a ese estúpido y te mato a ti de paso! — lo señaló.

El castaño sonrió y se cruzó de brazos, se acercó más a la mujer hasta quedar cerca de su oreja y susurró.

Quiero ver que lo intentes preciosa

Se notaba la furia saliendo de los orbes de la rubia. Zhan simplemente lo miraba, sabía lo que estaba pasando, ese no era su Yibo.

— Es más, te ayudo — rápidamente se colocó detrás de la mujer y tomó su mano obligándola a apuntar al pelinegro en el piso.

Dispara — susurró con una sonrisa.

Notó como Xiao Zhan se tensaba y su rostro se transformaba en una uno lleno de terror. La rubia no disparó. Se volvió a colocar frente a ella y la tomó del brazo colocándolo con brusquedad tras su espalda y quedando él atrás de ella. Sacó el arma que guardaba en su pantalón y apuntó a su cabeza, la rubia gritó y comenzó a forcejear para soltarse.

 Tú Eres Mi Papi  ▪︎  [YiZhan]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora