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Luego aquel momento de inestabilidad, dos semanas transcurrieron desde ese día en el Zhan lo había encontrado en su departamento. Yibo se estaba recuperando, los últimos días Zhan había estado viviendo con Mei mientras que él estaba viviendo en la nueva casa de la cual Zhan y su hija aún no sabían nada. Seguía con su terapia y se sentía bien, la terapia iba bien, o eso quería creer pues, junto con ayuda de su psicólogo había llegado a un acuerdo con Wangji, y rezaba al cielo que este no se pusiera de rebelde y rompa el acuerdo. Aunque también se culpaba por cómo habían sucedido las cosas, se había estado controlando muy bien, pero se descuidó y desesperó cuando se dio cuenta de que no supo controlarse en ese momento.

Sus amigos tenían razón, debía soltar el pasado, pero no podía hacerlo hasta obtener lo que quería.




Era sábado por lo que le había pedido a Zhan que fueran a la dirección de la nueva casa para pasar el día. Se sentía listo para volver a ver a su pequeña, se controlaría y si algo sucedía tenía sus pastillas a la mano, porque no quería que todo se saliera de control y terminara como la última vez, que botó a su hija y al pelinegro de su departamento. En las dos semanas él y Zhan se habían acercado, no lo suficiente como para decir que ya eran confidente, pero ya no discutían ni se la pasaban gritando todo el tiempo, si tenían algún problema en el que sus opiniones topaban, solo hablaban, levantando un poco la voz a veces, pero era un avance.

Zhan había sido de gran ayuda en su recuperación, lo acompañó en algunas sesiones con HaiKuan y estuvo ahí para él, obviamente Wangji nunca apreció cuando Zhan estaba ahí, pero había sido de gran ayuda. No quería negar lo que sentía por el pelinegro, pero no se sentía preparado para confesarle sus sentimientos, durante esos días tuvo ese famoso tiempo de reflexión en el que se dio cuenta de que no quería a Xiao Zhan como algo para una noche, en verdad le gustaba, en verdad lo quería.

Su padre y esa mujer lo habían visitado hace dos días, hablaron sobre la boda y los preparativos, la mujer en todo el rato que estuvo en la casa nunca le dirigió la mirada, y solo ellos dos sabían por qué.


El timbre sonó y se levantó del sofá para acercarse la puerta, estaba emocionado, las dos personas que hacían que su corazón se sintiera tan cálido como hace muchos años, estaban justo detrás de una puerta, esperando por él. Abrió la puerta y la sonrisa que había en su rostro desapareció.

— ¡Mi amor!, ¿por qué no estás sonriendo?, ¿qué no estás feliz de verme? — dijo una chica de pelo rubio y ojos grandes.

Yibo alzó su ceja confundido, esa mujer se confundió de casa.

— Disculpa, ¿y tú eres...? — preguntó con una clara expresión de confusión.

— ¿Cómo? Soy tu novia, y futura esposa, ¿acaso no puedo venir a visitar a mi prometido? — dijo pasando por un lado de Yibo.

El castaño sacudió su cabeza, se dio la vuelta y encaró a la mujer.

— A ver, a ver, a ver... Primero, ¿quién te has creído para entrar así a mi casa? Segundo, ya estoy comprometido y tercero, mi novio está a punto de llegar con mi hija así que mejor vete, si no quieres que llame a la policía por invasión a la propiedad — dijo abriendo más la puerta y señalando al exterior.

— Por favor, cariño, todos sabemos que soy mejor partido que él. ¿Por qué no... aprovechamos que solo estamos tú y yo? — dijo acercándose al castaño y rápidamente lo tomó del cuello para empezar a besarlo.

Yibo enojado la tomó de los hombros para apartarla bruscamente. Y una tercera voz se escuchó.

— ¿Así que querías que viniera para enseñarme como me engañas con esta regalada?

 Tú Eres Mi Papi  ▪︎  [YiZhan]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora