34

3.7K 552 55
                                    


MeiWen abrió sus ojos incorporándose rápidamente, respiró unos segundos mientras su pecho subía y bajaba a un ritmo acelerado. Miró con detenimiento a su alrededor y, este no era el cuarto de Zhan, tampoco el de su papá, ni mucho menos su cuarto. ¿Dónde estaba? ¿Dónde estaba Zhan? ¿Y Lili? ¿Y su papá? Nuevamente, el miedo empezó a apoderarse de su ser.

No quería quedarse sola como en su sueño, pero su papá la había dejado, desde hace muchos días no lo ve ni habla con él, no quería que su otro papá la dejara sola de nuevo, y ahora Zhan también la había dejado. Sus ojitos cafés claro comenzaron a llenarse de lágrimas, su labio inferior comenzó a temblar levemente, quería su familia, pero estaba sola de nuevo, y los sollozos se hicieron presentes, quería a su papá.

Recordó las palabras de su tía, "Yibo nunca te dejará sola y ahora Zhan tampoco" Pero su padre la había olvidado, ¿acaso ya no la quería? Y esta pregunta hizo que su llanto comenzara.



La puerta de la habitación se abrió, Yibo se asustó al ver a la niña sentada llorando a mares, por lo que se acercó rápidamente a la cama.

— Mei, ¿Qué tienes? ¿Te duele algo? ¿Qué pasa? — en su voz se notaba la preocupación de verla así.

MeiWen miró atentamente el rostro del castaño, su llanto se hizo intenso, se levantó y se abalanzó sobre su padre enredando sus bracitos al redor del cuello del mayor.

— No, no llores Mei, ¿Qué pasa pequeña? — preguntaba mientras acariciaba la cabeza de la niña dejando que llore sobre su hombro.

Al ver sus palabras no causaban ni el más mínimo cambio en la menor, la acomodó en sus brazos y se levantó para comenzar a mecerla mientras tarareaba una canción. Fue lo primero que se le ocurrió para tratar de calmar el llanto de la niña, pues eso mismo hacía cuando su hermana lloraba, tal vez funcionaría de igual manera. Estuvieron así por unos largos minutos hasta que la pequeña se separó lentamente del abrazo para mirar a los ojos de su padre. Yibo le regaló una pequeña sonrisa y con sus manos comenzó a limpiar el rostro de Mei.

— ¿Qué tienes? ¿Por qué llorabas? — preguntó en tono bajo mientras se sentaba en la cama.

— Tú... me dejaste... dijiste que no me ibas a dejar... y te fuiste — dijo volviendo a romper en llanto.

Yibo sonrió y la abrazó con fuerza mientras descansaba su mejilla sobre la cabeza de la menor y acariciaba su cabello negro.

— Escucha, ¿Crees que si me hubiera ido estaría aquí contigo ahora? — la pequeña negó con la cabeza.

— Claro que no... Es solo que tuve que irme un tiempo porque tengo que protegerte, no quiero que te pase algo malo, estaba un poco enfermo entonces tuve que irme... Pero quiero que recuerdes algo, aunque me vaya... siempre voy a volver por ti, ¿está bien?

— ¿Volviste porque ya estás bien? — preguntó la niña inocentemente.

— Mmm, digamos que casi

— ¿Es por culpa de ese hombre? — Yibo alzó una ceja sin entender.

— ¿Qué hombre, mocosa?

La niña se acomodó poniéndose de rodillas sobre los muslos del castaño.

— El hombre que dijo que vivía aquí — señaló la cabeza del castaño.

Yibo quedó en silencio, no podía creer lo que estaba diciendo la niña, ella no podía saber eso, le había dicho a Zhan que no le dijera nada de ese tema a ella, nadie aparte de ellos dos y sus doctores y su amigo HaoXuan lo sabía.

 Tú Eres Mi Papi  ▪︎  [YiZhan]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora