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Los comenzaban a transcurrir, y para suerte, o mala suerte del castaño, todos con la misma rutina. Yibo se levantaba y se encontraba a Zhan desayunando con MeiWen, él solo tomaba una taza de café, a veces no, y cuando estaba a punto de salir de departamento Zhan y la niña ya iban detrás del él. Llegaba al trabajo y dejaba a MeiWen en la guardería, su secretario ya se había acostumbrado a llevarla en cuanto la mayoría de padres recogían a sus hijos y ella lo acompañaba hasta que terminara de trabajar.

Regresaban casa y escuchaba los mismos regaños por parte de Zhan.


Era sábado, por lo que tenía libre, no había reuniones, no había viajes, no había trabajo pendiente, tal vez gracias al cielo al fin podría reponer su energía durmiendo todo el santo día. Pero, tenía obedecer a su padre. Zhan no los visitaría los fines de semana, para que pudieran convivir, tampoco les prepararía comida, él no tenía problema, podía pasar días sin probar un bocado, una costumbre que sí o sí debía dejar de lado, pero su estilo de vida a veces se lo hacía imposible. En cambio, tenía a una niña que no podía desarrollar sus mismos malos hábitos o su padre lo matará con ayuda de Zhan.








08:30 a.m.

Era la hora que marcaba su reloj, con algo de pereza y más dormido que despierto, se levantó y fue hasta la cocina, no sabía que debía preparar, no sabía cocinar y por lo general el desayunaba afuera o sólo tomaba café y galletas. Se posó frente al mesón empujando su mejilla con lengua pensando en que hacer.

"Lo mismo da que la lleve a comer a fuera ¿no?... De todos modos, va a comer"

— Sí, de todos modos va a comer — caminó decidido hasta la habitación de la menor, pero se quedó parado frente a la puerta.

Tú puedes Yibo. No sean tan intimidante, esto es por todo lo que has trabajado, vamos — se animó a sí mismo.

Abrió la puerta y se encontró con la pequeña que salía del baño ya cambiada. Ella al darse cuenta de la presencia del castaño se puso temerosa.

— Buenos días.

— Buenos d-días — respondió al saludo.

— Ponte tus zapatos... Vamos a salir — la pequeña obedeció y sin preguntar nada caminó detrás del castaño.

— Espérame en la sala, voy a cambiarme — fue a su recámara y se puso lo primero que encontró.

Una camiseta negra, jeans rasgados azules y sus zapatos blancos, era lo que había tomado para cambiarse. Fue a la sala y llamó a la pequeña. Ambos se colocaron sus abrigos y salieron. Al llegar al estacionamiento Yibo se fijó de un pequeño detalle, Mei no se había atado los zapatos.

— ¿Por qué no te ataste los cordones? — preguntó abriendo la puerta trasera.

— Z-Zhan lo hacía — dijo con su mirada gacha.

El castaño suspiró y se agachó a la altura de la niña y comenzó a atarle los zapatos.

— Debes aprender a atarlos tú sola. Xiao no va a estar toda la vida contigo... Sube — con un asentimiento de cabeza la pequeña subió.

Cerró la puerta y luego subió él, miró por el retrovisor y se dio cuenta de otro detalle.

El cinturón Wang 》Recordó las palabras de Zhan.

Se estiró para poder colocarle el cinturón a la pequeña, pero esta se asustó con los movimientos del castaño.

— No te voy a comer — fue lo único que dijo.

Cuando terminó puso su auto en marcha y condujo hasta su restaurante favorito. Se bajó y fue hasta donde estaba MeiWen y la bajó del auto. Ambos entraron al lugar bajo la atenta y curiosa mirada de los presentes.

 Tú Eres Mi Papi  ▪︎  [YiZhan]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora