— Yibo, a la oficina... Amigo de Yibo, tú también
Los dos jóvenes entraron a la oficina y se encontraron con Daan recostado en el escritorio del castaño.
— Primero que nada... Me gustaría saber tu nombre muchacho — se dirigió a Zhan.
— Mucho gusto señor Wang. Soy Xiao Zhan, y tengo veintiséis años — se presentó haciendo una reverencia.
— Es un gusto conocerte Zhan... Ahora sí, quiero de hablar de algo muy delicado e importante, pero primero... ¿No tienes algo que contarme Yibo? — el nombrado alzó su marida.
Daan se encontraba con una mirada fría pero muy expresiva y su rostro se encontraba totalmente serio, esto era malo, Yibo conocía a su padre, lo conocía lo suficientemente bien, como para darse cuenta de que este sabía algo.
— ¿Y bien?... ¿Te comió la lengua el gato? — las respiraciones era el único sonido que podía escucharse en aquella oficina.
Daan se acercó a Yibo y un golpe seco se escuchó por toda la habitación dejando a un Zhan perplejo ante tal escena, el castaño había sido abofeteado por su padre, haciendo que rostro giré hacia su izquierda. Intentó buscar alguna expresión en el rostro de Yibo, pero no hubo nada, al igual que cuando lo había golpeado, no dijo nada y se mantenía con su mirada perdida, y eso lo asustó un poco.
— Sabes muy bien por qué te golpeé... ¡¿En qué cabeza Wang?!... ¡¿En qué cabeza se te ocurre dejar que una niña vague sola por las calles?! ¿Y todo por qué?... Por irte a celebrar el cierre de un maldito contrato, sin preocuparte ni un segundo por esa pequeña... Deberías estar agradecido de que Zhan se acercó a ella antes de que esos hombres lo hagan, porque si a esa niña le pasaba algo, yo mismo me encargaba de quitarte todo lo que te he dado, trabajo, dinero, casa, autos, todo... Y sí, yo mismo me encargué de vigilar todo lo que hacías y vaya... Que gran decepción me llevé — Yibo, quien se había quedado en silencio y con la rabia comenzando a consumir todo su ser, estaba sin palabras, su padre nunca en sus veintiocho años de vida se había atrevido a ponerle una mano encima.
— Zhan, Muchas gracias — dijo volteándose ahora a un sorprendido Zhan.
— ¿P-por qué señor?
— Ese día en el que te llevaste a Mei... unos hombres habían estado observándola, justo cuando empezaban a acercarse tú llegaste, la salvaste de Dios sabrá que mal... Te agradezco sinceramente por cuidar de mi nieta, en un día de haberla conocido te convertiste en una persona digna de mi respeto y admiración... Cualquier cosa que necesites no dudes en pedirme ayuda, estoy eterna y sinceramente agradecido contigo — tanto Yibo como Zhan estaban sorprendidos.
— Señor Wang no se preocupe, hice esto sin ningún interés, yo estoy bien sabiendo que ella también lo está — sonrió.
— Eres maravilloso hijo... Si i no te importa, quisiera hablar contigo de algunas cosas.
— Sí claro, no hay problema.
Yibo sin decir una palabra se dio la vuelta para intentar salir de la habitación, pero fue detenido por la voz de su padre.
— ¿A dónde crees que vas? Contigo también es el asunto, vuelve y siéntate aquí — señalando una de las sillas él también se sentó en la que estaba tras el escritorio.
— Por favor tú también Zhan — ambos tomaron asiento uno de muy mala gana y enojado y otro tranquilo, pero al mismo tiempo preocupado.
— Antes que todo, ¿Cómo te hiciste eso? — el hombre señaló el rostro de Yibo.
El castaño miró a Zhan de soslayo haciendo que Daan también lo mirara y entendiera todo de golpe. Sonrió bajo la confusa y enojada mirada de los jóvenes.
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Tú Eres Mi Papi ▪︎ [YiZhan]
FanfictionWang Yibo vivía su vida como quería, siendo desenfrenado e irresponsable, o eso la gente creía y eso la gente decía. Un hombre que no mostraba preocupación alguna a otra cosa que no fuera su trabajo, aparentemente. Pero él suficientemente tenía con...