Tú Eres Mi Papi ▪︎ [YiZhan]

24

En la noche

Ya era tarde y mientras una pequeña dormía plácidamente, Zhan miraba una serie, pero lo que sucedía en realidad, era que su vista solo se mantenía fija en la gran pantalla mientras su mente vagaba en algún del planeta ficticio creado por cerebro, pensando una y otra vez en cómo su vida había cambiado desde que había conocido a MeiWen. Y como si lo que tenía en su mente fuera leído, la puerta se abrió dejando ver a un cansado Wang Yibo entrando con dos fundas para ropa y una caja de un tamaño algo grande.

Se paró rápidamente para ayudarlo a cargar las cosas al ver que se tambaleaba un poco.

— Pereces un zombi Wang.

— Gracias, tú también te ves muy bien Xiao — respondió con sarcasmo.

Le quitó la caja y la puso sobre la mesa para después tomar las fundas para ropa y colocarlas sobre el sillón.

— ¿Estás bien? — preguntó el pelinegro entrando a la cocina para empezar a calentar la comida.

Yibo asintió se quitó el saco y la corbata para dejarlos en una de las sillas, y desabotonó los primeros dos botones de su camisa.

— Algo cansado y con dolor de cabeza... Sólo quiero dormir — dijo sentándose en la silla y dejando caer su cabeza sobre el mesón, suspiró.

— ¿Cuánto-cuánto tiempo más vas a llegar a esta hora y así de cansado? — estaba algo preocupado.

— Si no trabajo, no hay dinero para la empresa — comentó con una sonrisa, la cual no era posible apreciar.

Levantó su cabeza y soltó el aire que había retenido unos segundos.

— Hay mucho trabajo en la empresa está semana, no hay nada que yo pueda hacer más que trabajar... Por cierto, mañana saldré desde temprano, pero llegaré temprano también.

— ¿No que tenías mucho trabajo en la empresa, por qué llegaras temprano? — preguntó confundido y Yibo levantó la cabeza para mirarlo.

— Es algo personal, no tiene nada que ver con el trabajo.

— Oh, entiendo... ¿Qué es eso que trajiste? ¿Ya no tienes trajes? — el castaño miró las fundas y volvió a mirar a Zhan.

— Son los uniformes de la mocosa y las cosas que necesitará.

— ¡¿Enserio?! ¡Quiero veeer! — corrió hasta el sillón y abrió una de las fundas.

Al hacerlo se topó con un saco negro con filos blancos y un lindo detalle dorado en el lado izquierdo, una falda roja de cuadros negros y rayas blanca, una corbata a juego, dos pares de medias negras y filos blancos y dos camisas blancas.

— Uuh, muy bonito — tomó la otra funda y la abrió.

Allí se encontró con un calentador negro con franjas blancas y rojas a los lados, una chaqueta deportiva negra con la parte superior de color rojo y un detalle de líneas blancas, dos camisetas blancas y dos pares de medias.

— Oye, nunca había visto de cerca el uniforme de los de la escuela, es muy hermoso.

— Lo diseñó mi madre antes de fallecer — sonrió con sus ojos desbordando nostalgia, una mirada que no pasó desapercibida por un pelinegro, quien le sonrió en respuesta.

— Tenía mucho talento, es muy bonito — dejó todo como estaba y regresó a la cocina.

Le sirvió la comida en un plato al castaño y caminó hasta la mesa donde estaba la caja.

— ¿Puedo? — señaló la caja

— Adelante — permitió el castaño tomando su plato y caminando hasta la mesa para ver también que había dentro.