Capítulo 24

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Era tanta la concentración en sus labios, que cuando sentí que comenzaban a alejarse, intenté no perder el contacto y acercarme más.

—Cris...Cris —comentó Thomas en medio de jadeos—. Estás tomada, no está bien —explicó sosteniendo mi rostro en sus manos.

—Yo quiero —dije e intenté besarlo nuevamente.

Thomas se apartó sonriéndome.

—¿Lo hablamos mañana de acuerdo?

—Está bien —contesté resignada, y un tanto molesta.

—Ven, te ayudo a lavarte —dijo tomándome del brazo con delicadeza.

Luego de unos minutos en el lavadero, decidimos salir a donde se encontraba el resto de los chicos.

Había un grupo en el mueble conversando. Jake estaba en el medio de la gente riéndose y cuando nos vio, saludó con las manos y nos invitó a acercarnos.

—¿Quieren jugar? 

Asentí varias veces sonriendo. Aún mi corazón seguía latiendo muy rápido por lo sucedido con Thomas. Había dicho que mañana hablaríamos, y todo lo que podía pensar era en el día de mañana.D espués de todo, parecía ser que él también sentía lo mismo que yo.

Thomas al escucharlo asintió, pero pareció arrepentirse dos segundos más tarde cuando observó a Blake sentando en el mueble justo a su izquierda. Levemente fastidiado se sentó al lado mío, mientras se servía una copa con agua.

—Bien —comentó Jake—. El juego todos lo conocen, yo nunca. Cada uno dice algo que nunca ha hecho y si lo has hecho, tomas una copa—. ¿Todos de acuerdo? —preguntó mientras observaba a cada uno de los participantes.

Todos asentimos conformes.

—Yo empezaré —dijo—. Yo nunca he reprobado ninguna materia.

Algunos chicos tomaron, y pues sí, yo incluida. Tomé una copa de agua y me la llevé a la boca recordando mi terrible segundo año, el que casi me veo obligada a repetirlo.

—Mi turno —mencionó Alisson—. Yo nunca he sido infiel.

—Por suerte —bromeó Jake.

Alisson le respondió con un manotazo en su hombro. Algunos chicos comenzaron a tomar, mientras que otros no.

—Yo nunca —dijo Thomas con su mirada en Blake—. He traicionado a mis amigos.

Todos voltearon hacia Blake de inmediato. Blake, sin embargo, no cedió ante él y no tomó ni un sorbo de su copa.

—Mi turno —comentó—. Yo nunca he sido un cobarde.

Thomas lo miró desafiante con la copa en su mano, pero sin llevarla a la boca. Observé a Thomas y a Blake, ambos mirándose de manera retadora. ¿De dónde venía toda esa rivalidad?

—Tu turno —mencionó Jake hacia mí, regresando mi atención.

—Cierto... bueno... yo nunca he cometido un delito —dije y luego solté una risa nerviosa.

Sin embargo, nadie sonrió ni mucho menos se rio. La gran mayoría se llevó la copa de vino a la boca, mientras que uno de ellos, que no conocía más que solo de vista, me interrogó.

—¿De verdad nunca has hecho nada contra las reglas?

—Nunca he tenido intenciones de hacerlo.

Pude ver como a mi lado Thomas cambiaba su expresión a una de extrañeza y desencanto.

—¿Ni razón? —preguntó el chico nuevamente.

—No. No la he tenido —respondí—. Y tampoco hay justificación para cometer un delito. Tenerla difícil no es suficiente para romper las reglas. Todos tenemos opciones.

El amargo de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora