Capítulo 47

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Es extraño cómo todo puede cambiar en un par de segundos. Algo que creías estable y seguro, se desvanece frente a tus ojos. Alguien que creías que nunca te fallaría, termina dejándote a cuestas.

Eso pasa cuando esperas demasiado del mundo, como si este fuera justo y por el simple hecho de obrar bien, recibirás cosas merecidas. Como si fueras a tener un trato especial por el hecho de tratar con benevolencia al resto. El mundo nunca sería un lugar justo, no importaba cuanto rogara para que lo fuera. Y no por querer que las cosas cambiaran, estas iban a hacerlo de repente. 

Si quería quedarme con Thomas, tendría que olvidarme de la demanda. Y si quería ser libre, tenía que olvidarme de Thomas.

Sé que suena ilógico, plantearse tu libertad y compararlo con un hombre.

Pero a pesar de que mi mente era consciente de lo ridículo que sonaban aquellas palabras, mi corazón necio y testarudo parecía enfrascado en todo lo que podía ser. Y no encontraba la forma de hacerlo entrar en razón sin dañarlo en el proceso. Quisiera que fuera más fácil, el decir adiós, pero me costaba tanto dar un paso más sin romperme en el proceso.

Debí escuchar mis propios consejos antes de abrir por completo mi corazón. «Si le vas a hacer fiel a alguien que sea a ti misma. Tu compañía es la única que estará contigo hasta el resto de tu vida. El resto es importante pero pasajero. Quiere a los demás, muchísimo, pero no los conviertas en una necesidad. Nunca sabes cuándo aquella persona, a la que la creías permanente, se esfumara como golpe de ceniza.»

—Señorita Cristel, pase al juzgado —solicitó una voz. Haciéndome recordar donde me encontraba.

Obedecí, mientras me paraba sentí todas las miradas expectantes sobre mí. No había tenido la oportunidad de hablar con nadie. Los chicos me contemplaban sumamente atentos. En especial Tessa, quien no tenía una mirada de enojo, ni decepción, si no más bien parecía esperanzada en mi presencia.

«Le haré justicia a Josh, lo prometo»

Jake me dio una minuta sonrisa, como alentándome desde su sitio, sin juzgarme ni tomarme como una traidora. Abigail y Andrew tan solo me observaban, ninguno decía nada ni parecían estar contentos con lo que estaba por hacer. Alisson no había asistido, pero según lo que me comentaron, seguía formando parte de Nuevos Talentos. También había venido otros chicos, como Blake y sus amigos, no había falta mirarlo para saber que contaba con su total apoyo.

Finalmente estaba Thomas. Esperaba encontrarme con una mirada furiosa, llena de indignación por el papel que estaba tomando, intentando fulminarme con la mirada para que no logre mi cometido. 

Pero nada de eso encontré, fue muchísimo peor.

Una tristeza enmarcaba su rostro que me tentó a correr hacia él y abrazarlo. Sabía que era lo último que podía hacer, así que me repuse y me acomodé en el asiento indicado.

«Esta no es mi primera vez, soy más fuerte que eso»

El juez me indicó que ya podía comenzar a narrar los hechos y con un suspiró empecé. Conté parte por parte sin omitir nada de la historia, sin omitir tampoco amis padres. Por un momento sentí un nudo en mi garganta, pero me obligué a continuar. No podía flaquear ahora, no cuando toda mi vida parecía estar en juego.

—En cuanto a las pruebas, el día que fui a casa de Cristopher encontré conversaciones en su celular que me dejaron aturdida, las he mandado al juzgado. Cristopher nunca supo que había revisado su celular hasta, bueno,  hasta ahora. Toda la información está en el archivo —confesé.

—Gracias, señorita Sáenz —comentó el juez—. Puede volver a su asiento.

Asentí y caminé hacia mi sitio.

—Que pase el siguiente testigo, Derek Navigriega —recitó el juez.

Volteé sorprendida hacia la puerta esperando haber entendido mal y que no se tratara de él. Pero si, en efecto era Derek.

«¿Lo habían convencido para que declarara?»

Lo observé con detenimiento intentando encontrar una respuesta a mi duda, pero no conseguí nada. Los demás lo observaban perplejos, sobre todo Michael y Cristopher que chispeaban los dientes con evidente enojo.

—Buenos días.

—Buenos días, nombre completo y cargo que tiene.

—Derek Navigriega, agente encubierto del área de inteligencia de la policía nacional.

Lo miré pasmada. ¿Agente? ¿Encubierto? ¿De la policía? ¿NACIONAL?

—Vengo a declarar a favor de Cristel Sáenz —explicó señalándome mientras yo lo miraba perpleja.

Comenzó a relatar todo lo que había visto y presenciado durante su estancia como personal de seguridad. Por mi lado, yo comenzaba a entrelazar todos los momentos en los que me lo había encontrado.

—Cuando nos enteramos en la policía que Nuevo Talentos iba a reclutar una persona nueva, comenzamos a investigar acerca de ella. Notamos que no tenía una relación cercana con sus padres así que sería el blanco perfecto para ellos. Mi trabajo era investigar la muerte de Alice Cooper y estar atento a Cristel Sáenz.

—¿Y que encontró?

—Encontré pruebas sobre la posible causa de muerte de Alice Cooper, así como documentos, que probarían lo que le hicieron hacer Cristopher Link y Michael Cole. Además, tengo pruebas también de lo que le pensaban hacerle a Cristel Sáenz.

—Está bien —aceptó el juez—. Entréguemelas.

Derek se paró entregándole una serie de documentos.

«Siempre fue Derek»

Finalmente, el juicio terminó y el juez explicó que en dos días se tendría la respuesta. Todos asentimos para comenzar a salir.

Yo me quedé en mi sitio por un largo rato, esperando que los chicos salieran primero, para no hablar con ellos. La oficial María me había aconsejado que me mantuviera alejado de ellos hasta que el juez dictaminara la sentencia, por bien de todos. Cuando salí del juzgado, me separé del resto de personas y me quedé esperando que saliera Derek. Estuve esperando largo tiempo hasta salió.

 —Derek.

—Cristel —contestó—. No pensé volverte a ver.

Lo miré con los ojos entrecerrados. 

—¿Por qué nunca me dijiste nada? Podría haberte ayudado.

—Te hubiera puesto en peligro —respondió. Luego me tomó del hombro y me llevó a otro sitio  más apartado.

—¿Te irás de aquí? Las posibilidades de ganar el juicio son enormes, lo más seguro es que Cristopher vaya a la cárcel, pero no estoy de seguro en cuanto a Michael.

—Yo... no lo sé.

—Tomarán represalias contra ti.

—Lo sé... he estado buscando otras agencias, pero ninguna me responde.

—¿Has probado con representantes?

—¿Con una sola persona?

—A veces es mucho mejor. Es tu decisión Cristel, pero no te quedes en Nuevos Talentos.

—¿Esto también es parte de tu trabajo? — pregunté curiosa, no sabía en qué consistía realmente su trabajo.

—No —contestó él. Luego soltó mi hombro—. Muchas de las cosas que hice, no eran parte de mi trabajo. Me encargaron que estuviera atento contigo, pero nunca me dijeron nada de ayudarte en otros asuntos.

Supe a qué se refería. Lo miré un largo rato en silencio. 

—Gracias.

—No hay de qué.

No pude evitar pensar en cuán irónica puede ser la vida, personas a las que tenía recelo, eran en las que más tenía que confiar y otras a las que era mejor tener alejadas, fueron a las que no dude en hacerlas parte de mi vida.

Cuán incierto podía ser el mundo cuando no conocías la naturaleza humana. A veces no importa cuánto hagas por una persona, si no eres lo que busca, tanto como tú como tus actos. Serán cruelmente pisoteados.

El amargo de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora