Capítulo 37

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Días siguientes, la preocupación sobre la situación de Josh y Tessa aún permanecía.

Lo que parecía aumentar el malestar general, era la falta de respuesta de Michael y Cristopher. A uno no le contestaba las llamadas, y con el otro intentaba mantener mi propio convencimiento. Había intentado apaciguar la molestia aferrándome a la posibilidad de que cualquier cosa que Michael hiciera o no hiciera, sería a favor nuestro.

Lo que quería realmente era crear en él, y en todo lo que me había venido demostrando. Creer en que le importamos lo suficiente como para acabar con la situación a su manera, creer en que sus palabras venían sostenidas de acciones y que no me decepcionará en el proceso. Porque no hacerlo, representaría trazar una línea en toda la cantidad de incoherencias presentadas y darles un nombre. Significaría también, reparar en los chicos y en todo lo que sus palabras no me habían logrado convencer.

Con respecto a Cristopher, la situación era diferente. Después del último incidente, me había llamado cerca de 20 veces. No contesté ninguna.

Sabía lo que vendría con sus llamadas, una excusa. Y aunque podría haberla creído, la manera en que había respondido a mi llamada y lo rápido que había prometido ayudarme, me enfurecía. Considerando el lapso de tiempo en el que podría haber intervenido y evitado un par de cosas. Lo considerada culpable y por eso mismo no quería enfrentarlo.

Con Michael, en cambio, no había perdido la comunicación. Me había mantenido informada de la situación legal del caso de Tessa y pedido que le diera tiempo para lo de Josh. Tomé su petición sin alegría, pero la acepté.

Ni Jake ni Abigail compartían mi opinión. Por el contrario, tomaban a Michael por un tirano que se venía aprovechando de nosotros.

Estábamos en constantes disputas, sin saber cómo proceder. La última idea que habíamos tenido era la de realizar una especie de reunión entre nosotros para Josh y Tessa. Sabíamos que no era la mejor de las ideas, pero honestamente no nos quedaban muchas en ese momento.

Mientras tanto Abigail y Andrew habían ido a comprar las cosas que posiblemente necesitaríamos para las reuniones. Jake por su lado, había salido a consultar a otros abogados fuera de Nuevos talentos, como veían la situación. Le pregunté porque no mejor iba con nuestros abogados, quienes eran los que llevaban el caso. Negó con la cabeza y argumentó que prefería hacerlo a su manera.

Por otro lado, Thomas y yo, nos habíamos quedado encargados de decorar el lugar para la reunión. Traté de no pensar en lo que me producía su cercanía y simplemente concentrarme en cualquier otra a mi alcance.

—¿Está bien así? —preguntó Thomas, señalándome como estaba colocando uno de los adornos.

Asentí. Luego lo examiné mejor y negué con la cabeza, acercándome a acomodarlo.

Thomas rió ante mi acción. 

—Podrías haberme dicho que no.

Sonreí y desvié la mirada. Aún teníamos una conversación pendiente que no sabía cuánto tiempo podía seguir alargando. Solo quería hablar con él y explicarle la situación.

Comenzamos a finalizar la última parte, mirándonos disimuladamente cada par de segundos. Después de un rato, por fin terminamos y nos sentamos a descansar en la encimera. Thomas tomó de la nevera dos sodas y me alcanzó una. Revisé si era dietética, al comprobar que sí, le agradecí.

Estuvimos sumidos en silencio por varios segundos, mientras que en mi mente preparaba mis próximas palabras.

—¿Crees que se demoren mucho? —pregunté volteando hacia él.

El amargo de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora