Capítulo 5

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Al día siguiente me levanté con la misma felicidad que tenía la noche anterior, hasta que recordé que tenía que presentarme a clases, cosa que me desanimó en el acto. En los últimos díás le había agarrado un miedo tremendo a ir a la escuela.

Revisé mi celular, tenía muchos mensajes de preocupación.

«Llámame en cuanto puedas» decía Natalia.

«Vi que subiste un nuevo video y activaste tus redes :) , llámame» decía Camila.

Las llamé enseguida.

—Cristel —habló Natalia—. ¿Vendrás a la escuela hoy?

—No lo sé —contesté con sinceridad—. No sé si sea una buena idea asistir hoy.

—¿Por qué no? —preguntó Camila—. Todo el mundo quiere saber de tí.

—Por eso mismo Camila — respondí tratando de no alzar mucho la voz y no despertar a mis padres.

—Bueno, piénsatelo y nos dices —terminó por decir Natalia.

—Bien, las quiero, adiós.

¿Qué se supone que haría? Obviamente además de limpiar la casa. ¿Qué haría con la situación  del colegio? Podría volver a la casa una vez que todos ya hayan salido, era una buena opción, pero por el momento solo me quedaba limpiar.

Una vez que terminé, revisé mis redes sociales. Mi cara de sorpresa debe haber sido muy graciosa.

Tenía cerca de 1 millón de seguidores en instagram. 1 millón de personas me seguían.

Entré a Tik tok, mis últimos videos se habían vuelto igual de virales que los anteriores. Tenía ya más de 10 millones de seguidores, la gente comentaba que eran mis fans y creaban páginas con mi nombre. ¿Qué rayos era todo esto?

Comencé a agradecer compulsivamente, dándole me gusta a todos los videos que hacían de mí, siguiendo a las páginas de apoyo y respondiendo a todos los comentarios que me llegaban.

Todo esto era demasiado.

Pero decir que no me alegraba sería a la vez mentir. Me sentía feliz y orgullosa, la gente valoraba mi talento. Eso significaba que si era buena en lo que hacía. Que sí tenía talento.

Ya no le tenía miedo a nada, bueno sí. Tenía muchos miedos, para que negarlo,pero era felíz. Guardé mi celular y me alisté como si fuera a ir al colegio, pero en realidad, solo saldría para luego volver.

Una vez que estuve lista, dije adiós en voz baja.

«¿Y ahora a donde voy?» Podría ir a la tienda, comprar algo o ir a comer algo. Pero se supone que tenía que ahorrar. Bueno, por un día no tenía nada de malo, además me moría de hambre.

¿Qué me provocaba? ¿Hamburguesa? ¿Pollo? ¿Comida china? ¿Pizza? ¿Todo junto?, Todo junto entonces.

Dirigí mi camino hacia el centro comercial más cercano donde tuviera la posibilidad de comer de todo un poco. Ni bien llegué, comencé a recorrer las tiendas, decidí empezar por los zapatos. 

Todo trancurría  tranquilo, veía algunas cosas que me gustaría tener y luego salía de la tiendas al no tener dinero suficiente para comprarlas. 

En eso consistía mi paseo cuando un grupo de chicas se me acercó.

—¿Eres Cristel? —preguntaron.

Sus rostros llenos de emoción no me permitieron negarlo. Asentí un poco asustada de la repentina actitud de las chicas.

—¡Somos tus fans! —gritó una de ellas.

¿Fans? ¿Mis fans?

No pude más que sonreír, aún no podía creer que estas chicas quisieran tomarse una foto conmigo. Mis padres siempre me habían recalcado lo mal que solía salir en las fotos y que por eso evitaban tomarse alguna conmigo para que no las arruinara. Probablemente pasaría lo mismo con las chicas en cuanto la tomaran, pero no podía evitarles el mal momento sin que se viera peor.

El amargo de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora