Capítulo 36

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—Dime.

Entre pareciendo más segura de lo que creía podía estar. Sentí su mirada sobre mí a medida que me acomodaba en el asiento. Una vez que ambos estuvimos sentados frente a frente tomé un fuerte respiro y hablé.

—¿Estás bien? 

Thomas alzó su mirada hacia mí sorprendido de mi pregunta.

—Sí —contestó—. Tanto como se puede estar en esta situación.

Asentí comprensiva.

—¿Y tú? 

—Bien también —afirmé—. Estoy intentando enfocarme en mis trabajos.

—Lo he notado, ¿Vas a sacar una canción?

—Aún no, pero espero muy pronto hacerlo. 

—¿De verdad? —contestó con una alegría visible en su rostro—. Seguro que si sacas un álbum sería muy exitoso. No conozco a nadie que lo merezca más que tú. 

—Exageras.

—Eres las que más se esfuerza —argumentó—. Mientras nosotros estamos pensando en hacer más fiestas, tú estás concentrada en tus proyectos y en ser la mejor —dijo y luego se detuvo a mirarme—. Me gusta mucho eso de ti.

Asentí sin dejar de mirarlo. ¿Cómo podía llegar a ser tan dulce tan de la nada?

—¿Qué ibas a decirme?

—Quería hablarte de nosotros... del beso.

Thomas no dijo nada, espero expectante a que termina.

—Quiero... —intenté decir, pero fui interrumpida por un golpe en la puerta.

—¿Ya lo vieron —exclamó Abigaíl abriendo la puerta sin cuidado?

—¿Qué cosa?

—Prendan la televisión ahora mismo —dijo entrando a la habitación.

Thomas obedeció en el acto.

En las noticias se podía observar como uno de los restaurantes menos concurridos por las personas y al que solíamos ir muy a menudo nosotros. Estaba repleto de gente enfocada en dos personas: Josh y Tesa. Ambos habían intentado ir para pasar un tiempo a solas después del remolino de eventos a los que habían estado expuestos. Al parecer alguien había ido con la noticia de que estaban allí. Todos los paparazzis y  fanáticos enfurecidos habían aparecido para reclamarles.

Se podía ver como Josh intentaba apartar a los paparazzis de Tessa, quien se aferraba al brazo del chico horrorizada. Mientras, el resto de las personas le gritaban insultos a Josh.

—¡Abusador!

—¡Cobarde!

—¡Aléjate de ella!

Thomas no esperó nada y salió corriendo de la habitación para ir en busca de ellos. Yo cogí mi teléfono y llamé con rapidez a Michael, quien no contesto ninguna de las 8 llamadas y mensajes que le mandé, así que decidí llamar a Christopher y al tercer timbre, me contestó.

— ¿Qué sucede Cris? ¿Estás bien?

—Sí, yo sí —respondí con prisa—. ¿No has visto las noticias? —pregunté extrañada de que a esas alturas no lo supiera.

—No suelo verlas. ¿Por qué? 

— ¡Josh está siendo atacado por los paparazzis en el restaurante Lenin! ¡Está lleno de fanáticos enfermos que buscan atacarlo! —exclamé—. Tienes que hacer algo ahora mismo Cristopher, antes de que sea muy tarde y le hagan algo mucho peor o intenten...

El amargo de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora