—Vamos, no te quedes parada —comentó Cristopher a mis espaldas.
—Es inmensa —respondí observando aún la propiedad.
—Lo es —coincidió—. Y a partir de ahora será tu casa también.
Me dió una última sonrisa y luego caminamos hacia el interior.
Nunca antes había estado en un lugar tan lujoso como ese, en ninguno otro lujoso a decir verdad. Las puertas eran altas y largas, y estaban todas cubiertas de un material color blanco. El piso muy iluminado y pulido, conseguía reflejar nuestros rostros a medida que caminábamos. El interior era igual de sorpendente que lo de fuera, las paredes de color beige junto con toda la decoración y la iluminación le daban un ambiente acogedor y a la vez elegante al lugar.
Nos dirigimos a lo que sería la sala del lugar, donde se encontraban un par de muebles y una television inmensa que cubría casi toda la pared. Sentando en el mueble se encontraba un señor de casi 40 años, tenía la barba cuidadosamente recortada, y llevaba puesto una camisa blanca junto con unos pantalones oscuros color azul. Supe quien era él por la forma en la que me miró, una sonrisa de satisfación apareció sobre su rostro cuando sus ojos me recorrieron con la mirada detalladamente. Asintió para sí y se acercó a saludar. Era el hombre a cargo.
—Finalmente Cristel —exclamó—. Finalmente tengo el placer de conocerte.
Tomó mis hombros y los apretó suavemente.
—Mi nombre es Michael Cole, un gusto conocerte.
—Gracias.
—Gracias a ti por unírtenos —comentó, para luego voltear hacia Cristopher—. ¿Le explicaste todo?
—Sí,al menos lo más importante —comentó él—. ¿Eso es todo o necesitas algo más de mí?
—Eso sería todo Cristopher, gracias.
Cristopher asintió para luego voltear hacia mí.
—Un gusto conocerte —mencionó, pero su saludo se sentió más como una imposición que cualquier otra cosa—. Y bienvenida a Nuevos Talentos.
Sin esperar mi respuesta, se fue.
Sorprendida miré como se alejaba.
—Cristel —comentó Michael—. Supongo que hay mucho de qué hablar.
—Sí —respondí aún observando por donde se había ido Cristopher.
—No te preocupes. Cristopher es así de serio con todos.
Volteé hacia el extrañada.
—¿Siempre es así?
—Pues sí—comentó—. A los chicos no les agrada. Seguro se la pasó todo serio contigo en el viaje.
Asentí.
¿Por qué en el viaje había sido tan amable y ahora no? ¿Había estado fingiendo o fingía aquí?
Michael tomó mi mano y me llevó al mueble para conversar con más comodidas. Cuando ambos ya estábamos sentados, se tomó varios segundos para observarme de vuelta, como si quisiera asegurarse algo en concreto. Intenté mantenerme lo más tranquila posible, pero a medida que el tiempo pasaba, mi autocontrol se desvanecía.
—Eres mejor de lo que pensé —sostuvo.
Michael empezó comentándome la parte legal, sobre todo con respecto a mi edad y los documentos que tenía que firmar para tener todo el dominio exclusivamente yo. Luego pasamos a lo relacionado a mi educación, ya que al irme había interrumpido mis estudios y se tenía que hacer todo el trámite de mis documentos para convalidar las últimas semanas del colegio dando un examen virtual que me permitiría de esa manera graduarme. Me explicó también que si quería estudiar alguna otra cosa de manera virtual, que les avisara y ellos se encargarían de todos los gastos, así como cualquier otro gastos que tuviera, ya sea de trabajo o diversión, ellos lo cubrirían por los primeros meses. Luego sería un porcentaje que ellos se llevarían mientras que yo me quedaría con todo lo demás. Así pasamos a la parte del contrato, que tenía una vigencia de dos años y consistía en desarrollar mi carrera como cantante e influencer, así como en la plataforma de tik tok, de donde provenía casi toda mi audiencia, consiguiéndome entrevistas,contratos y mucha publicidad.
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El amargo de los sueños
General FictionCristel siempre había soñado con la idea de escapar de casa. Había soñado con volverse una cantante exitosa y reconocida. Había soñado con conocer a alguien que la amara tal cual era. Cristel siempre había soñado. Y cuando gracias Tik Tok, logra vol...