El resto de la mañana pasó tan rápido y tan ocupado, que para cuando me di cuenta ya estaba alistándome para ir a reunirme con los abogados. Mis dedos temblaban con solo imaginarme estar de frente de tantas personas hablando sobre lo que había sucedido.
Y eso que aun ni siquiera era el juicio. ¿Cómo se supone que le haría frente? ¿Cómo se supone que haría todo eso?
Al menos en el juicio, los chicos, incluido Thomas, habían dicho que asentirían. Sé que no los conocía de mucho, pero comenzaba a sentirme tan cómoda y segura con ellos. En especial con Thomas.
Tomás...
Cuando llegué a la casa, me ayudó a grabar otro video, explicando la situación en la que me encontré. Tarea que me había encomendado Michael, explicando que era necesario para que mi audiencia se mantuviera informada sobre lo que estaba sucediendo y estuvieran a mi favor. Tardamos cerca de 2 horas, pero al final, pese a constantes repetidas, errores y alientos de parte de Thomas, logré grabar el video.
Después de eso, estuvo todo el rato ayudándome con mis tareas del día. Aconsejándome y mostrándome todo su apoyo.
— ¿No tienes nada que hacer? —pregunté en uno de esos momentos, sorprendida de que estuviera todo el día disponible.
—Hoy no — respondió. Luego echó los brazos hacia atrás mientras se recostaba—. Me tomé el día libre para acompañarte.
No sé cómo lo habré mirado en ese momento, pero apuesto a que la baba se me caía de la cara.
—Yo... gracias.
Intenté mirarlo de frente sin sonrojarme. Fallé rotundamente.
Luego de unos minutos, pedimos comida a domicilio. Como Jake y Josh estaban en la casa, aprovechamos en comer con ellos.
—Suerte en tu reunión de hoy —mencionó Jake y me dijo con su cubierto—. Concéntrate en tu verdad y estará todo resultado. Ya verás.
—Gra... Gracias Jake.
—Todos iremos a acompañarte el día del juicio —comentó Josh a mi lado.
—¿En serio?
Josh tomó mi hombro con suavidad y sonrió.
—Por supuesto Cristel, no era ninguna broma cuando te dijimos que tienes nuestro apoyo. Lo que enfrentes, lo enfrentaremos juntos.
Asentí agradecida, y los cuatro volvimos a concentrarnos en la comida otra vez.
Después de todo, ya no tenía tanto miedo de ir a aquella reunión. Con todo el apoyo que me habían mostrado, sentía que podía lograrlo.
Ya estaba casi lista. Solo tenía que ponerme los zapatos y podría salir para que el chofer me llevara a donde se iba a concretar la reunión. Me coloqué unos zapatos formales que no ocurrieron ni llamativos ni muy sencillos y salí hacia la salida.
Estaba casi llegando a la puerta, cuando apareció Thomas.
—Cristel —llamó, y caminó hacia mi apresurado.
—Ten esto —susurró sacándose la pulsera que solía llevar en su muñeca—. Te daría suerte.
Lo miré confusa. ¿Que significó esto?
—Claro. Luego me la devuelves —aclaró.
—Gracias.
Bien, ahora solo tenía que lidiar con un ataque al corazón. Muchas gracias Thomas.
Durante el trayecto me dediqué a contemplar la pulsera que llevaba puesta. Era de cuero y tenía bordadas unas estrellas a su alrededor. No había visto a Thomas sacarse esa pulsera por ningún motivo y ahora así sin más me la había dado.
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El amargo de los sueños
Genel KurguCristel siempre había soñado con la idea de escapar de casa. Había soñado con volverse una cantante exitosa y reconocida. Había soñado con conocer a alguien que la amara tal cual era. Cristel siempre había soñado. Y cuando gracias Tik Tok, logra vol...