La Emperatriz Del Bárbaro |+21

C A P (19)

Advertencia:

Este capítulo contiene escenas explícitas.

Maylin Xing:

Miro hacia la ventana de vidrio y saco mi dedo del medio mientras la sangre se desliza por mi brazo.

Desenrosco mis piernas y al dar el giro alzo mi pierna para darle una patada. Le quito el cuchillo con el que me ha cortado y empiezo a enterrar el arma blanca justo en el pecho.

La sangre envuelve mis manos y los ojos del tipo se quedan abiertos. Su cuerpo aun tiembla y no puedo dejar de apuñalar una y otra vez, hasta que deje de moverse y quede completamente inerte.

—Estoy moviendo mi trasero. —digo mientras cojo su cara y tiro un escupitajo con la sangre que ingreso a mi boca, la cual no es mía.

Adriano ingresa a la habitación y aplaude.

—¡Fantástica, cachorrita! ¡Fantástica!

Me limpio el rostro al ver mi reflejo. Mi delineado del lado izquierdo esta rodeado de salpicones de sangre y el labial apenas se nota por todo el color rojo que está en la mitad de mi rostro.

—Mi maquillaje se echo a perder. —digo y Adriano coge mis mejillas.

Sus pulgares se encargan de limpiar la sangre, pero es inútil, ya que lo esparce más. Adriano también ve mi reflejo en el espejo y dibuja una sonrisa ladina. Se limpia las manos con fuerza en su camisa blanca hasta que sus manos lucen pulcras y limpias.

Él esta pisando al hombre que he matado, pero no le importa al parecer.

—¿Te divertiste?

—¿Qué clase de pregunta es esa?

—Una pregunta muy normal. —dice con una ligera sutileza.

—Me divertí, de diez estrellas le pongo un seis. —contesto.

—¿Por qué un seis? —pregunta con un poco confusión y yo poso mis manos en su camisa blanca, la cual se mancha con la sangre.

—Fue muy fácil de asesinarlos. —respondo.

Adriano coge mi brazo y señala el corte, el cual ya no se si sangra o solo este manchado con la sangre de otro.

—Un corte pequeño.

Él envuelve mi cintura con sus brazos y me levanta del piso.

Me señala la tela y yo niego.

—Estoy cansada. —contesto, porque no quiero hacerle caso.

Adriano envuelve mis brazos con la tela en mis muñecas y coge mis piernas. Se introduce dentro y siento su respiración chocar en mi oreja.

—¿Qué tipo de habitación es esta? —pregunto apartándome lentamente con el impulso que tomo con sus caderas.

—Es el centro de baile de Michelle, mi hermana. Adora bailar. —responde con simpleza.

Miro los cuerpos y lo miro a los ojos.

—¿Acostumbras a matar aquí? —pregunto, pero me quedo en silencio cuando este vuelve a sostenerme de mis caderas, atrayéndome más a él.

—Eres la primera que asesina en esta habitación.

—¡Oh, no me digas! Esa coquetería es muy barata y no te queda. —respondo al sentir que intenta decir que soy la única que lo ha hecho.

—Gracias a internet, logré ver lo tanto que te gusta la danza aérea. —dice. —Te he cumplido uno de tus caprichos y tu has sido obediente cumpliendo con mi orden, eso es llevar un equilibrio perfecto.