C A P (48)

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Maylin Xing:

Cuatro horas desde que estoy en la casa de Camille, un lugar espacioso que logra sofocar mis pensamientos y me induce en ideas catastróficas. Me he sacado las uñas que aún quedaban en mis dedos, por el sentimiento de angustia.

«Contrólate» Me digo, para así enfocarme en el presente.

― ¿Por qué...? ―suelta una pregunta Nanette, a la cual silencio con una sola mirada. Wǎnshàng se sube al regazo de ella y anhela su toque.

Andreas hace su entrada al salón, eleva las cejas y deja escapar el aliento. Analiza mi actitud; sus pasos son lentos, pero pronto la lejanía se acaba.

―No te quites esto ―me regaña por el hecho de haberme quitado las vendas que estaba sobre mis heridas recientes en mi brazo, sus manos se deslizan por la tela y lo vuelve a envolver.

―Noticias... ¿Tienes información relevante? ―digo e intento llevarme los dedos a la boca, la ansiedad se incrementa y deseo morder mis uñas hasta que no quede nada.

Él me observa en silencio; sostiene mi muñeca.

―Sí... ―contesta, su tono dudoso me da más intriga ―, Orazia, ahora cuenta con el doble de hombres rodeando el perímetro de su casa, además de que tiene en su mando resguardo policial.

Sonrío al escuchar eso, suena como un chiste; un remolino de rabia se posa en mi estómago y las náuseas hacen que me quede en quieta hasta que esa sensación desaparezca, el olor del desayuno ocasiona que me de hambre. Me llevo un pedazo de pan a la boca y puedo gozar de una calma momentánea.

― ¿Policía? ―interrogo y asiente.

―Cuentan con un escuadrón de seis agentes, los mejores en su área, además está en medio de una entrevista sobre su estilo de vida, en donde también destaca sus actos solidarios con los más necesitados ―suelta.

«Oh, pero miren nada más; un demonio vestido de oveja, queriendo aparentar ser el ángel bondadoso para salvarse de mí». Vaya... que bella jugada.

―Hace mucho tiempo que no me enfrento a los medios ―digo mirando a Andreas que se muestra asombrado ―, démosle un buen vistazo de lo que es realmente tener a todos los periodistas a tus pies con decir unas palabras.

«Podría usar las mismas técnicas de ser un precioso ser humano, bondadoso, que da la mano hacia aquellos que lo necesitan, sin embargo, no me apetece actuar, quiero algo rápido que cause conmoción en los que quieren tener una noticia jugosa que vender».

―Organiza una entrevista con una periodista influyente en los medios y capaz de mover la noticia con una rapidez magnifica que te deje estupefacto ―digo, él asiente, se va de inmediato, porque sabe que las horas son oro.

Nanette empieza a realizar ruidos al masticar papas fritas, volteo hacia su dirección y ella eleva la ceja, busca una respuesta, dejando así de comer. Se pone de pie para acercarse.

―Puedo ser tu carnada ―propone ―, mi abuela me ama, ella adora el hecho de enseñarme a ocupar el puesto de una esposa dócil y lo suficiente sumisa.

― ¿Quieres que te utilice? ―pregunto, atraída hacia su propuesta. Suena tan sublime y rápido ejecutar ese plan.

―Por supuesto ―contesta, encoge sus hombros, restando así importancia ―, en el caso de que ganen esta disputa, volveré con mis abuelos y luego me prepararán para casarme con otro tipo y me convertiré en la incubadora de sus hijos.

Su triste relato es una copia más de los que ocupan las mujeres en este mundo lleno de crueldad, en donde nuestro único valor reside en ocupar solo el puesto de una dócil mujer a la cual moldear en la mafia. Sin embargo, es a ella a quien conozco y sus ideas han creado una especie de conexión.

La Emperatriz Del Bárbaro |+21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora