La Emperatriz Del Bárbaro |+21

C A P (23)

Adriano Greco:

Matar al sacerdote no es fácil, para alguien como yo: El hijo de una Greco, fiel creyente "supuestamente" a nuestro señor, el único que decide nuestro futuro y primer sucesor en la línea al poder italiano.

Si lo mataba yo o uno de mis agentes del cuartel y me descubriesen cometiendo tal asesinato, sería considerado como traición e intento de usurpación del poder.

» ¿Qué poder desprendía el padre Dionisio?

Todo se puede resumir a que hacia su labor de dar la supuesta "aceptación en nombre de Dios" para el siguiente líder de Italia.

El padre Dioniso realmente si que fue muy idiota al contactar a Filippo Amato, el número dos en la línea de sucesión para tomar el poder total en Italia. Me enteré de esa llamada por uno de mis espías en el territorio de Amato y no dude en aceptar a sentarme a conversar con Dionisio antes de que estrechará la mano con Amato.

El ya fallecido sacerdote que yace en el piso con los ojos abierto, me contacto hace unos días nuevamente, pero esta vez lo hizo por teléfono e intento endulzar mis oídos diciéndome que daría su voto por mí y convencería a los esposos Radovich que Dios, a través de sus sueños le decía que yo sería perfecto, sin necesidad de casarme con la nieta de ellos.

» ¿Qué pedía a cambio?

Su pedido fue el siguiente: una cuenta de ahorro, el cual mensualmente quería que le depositarán cierta cantidad de dinero hasta que él falleciera y para finalizar levanto la voz y soltó una carcajada como si nos conociéramos de hace muchos años diciéndome entre susurros: "Quiero a tu mujer favorita"

En el momento en que su boca soltó esas palabras sentí que todo mi juicio se borro por completo, apreté lo puños y quise ir a atacarlo en su iglesia como una bestia rabiosa, pero me controlé y recordé todo lo que ocurrió dentro de esa sala de baile.

—Te mandaré a mi mujer favorita. —dije antes de cortar la llamada.

La hipocresía que tuve aquel día en el que nos reunimos por tercera vez fue de un nivel impresionante, hasta besé el torso de su mano, cuando en mi mente giraba la palabra "incrustar"

Por mis pensamientos se cruzó la idea de poner un clavo muy grande en la palma de su mano y martillear hasta que traspasará, tal y como luce uno de sus cuadros del altar en su iglesia.

Según yo y mi anhelo de ver correr sangre, si esa imaginación mía se llevaba a cabo eso me pondría de buen humor, sin embargo, en ese momento me aferre a no cometer una estupidez y arruinar todo mi trayecto hacia el poder por una simple piedra en mi camino.

Cuando regresé a casa y mis ojos se detuvieron por unos segundos en la mirada de Maylin, supe que ella era la indicada para acabar con la existencia del padre Dionisio.

No mandaría a cualquier mujer, Maylin Xing es la que pondría fin a su vida pecaminosa y así lo hizo, ella lo volvió a hacer sin problema.

Su mirada tan cautivadora y los gestos suaves en su rostro pueden engañar a cualquiera. La apariencia de una mujer tierna no es más que su arma de doble filo para someter hasta la fiera más salvaje.

Maylin tiene buenos movimientos y técnica para matar a cualquiera con un arma blanca. La he visto disfrutar y sentirse muy extasiada al sumergir el cuchillo dentro de sus víctimas, no sin antes hacer un juego previo sus víctimas como si fuera una felina en busca de su presa.

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Ella sonríe mientras camina hasta el altar y se sienta en la mesa, abre las piernas ligeramente y no quita su mirada de mis ojos.