La Emperatriz Del Bárbaro |+21

C A P (38)

Adriano Greco:

Leandro abre la puerta a Roxely, una mujer despampanante que irradia poder al caminar. Posa su mirada en mí y eleva la ceja acompañada de una escasa sonrisa:

—Es bueno volver a casa —dice, se quita los lentes negros y se lo entrega al hombre que observa a mi madre con tanta admiración.

Ella se acerca y me tiende su mano para dejar un beso sobre esa zona.

—¡Mamá! —grita Michelle llena de euforia por ver a nuestra progenitora después de tres largos años en los que duró sus vacaciones.

Michelle salta a los brazos de mamá la cual le da un abrazo sobreprotector a su pequeña hija mientras yo observo la escena tan desbordante en emoción.

Volteo para ver a Maylin la cual tiene los brazos cruzados y la ceja levantada observando a mi madre, ella camina con lentitud. Lleva puesto unos pantalones negros de esos que tiene peluche por dentro también cuenta con una camiseta de mangas largas y el cuello alto.

—Buenas tardes, señora —saluda de una manera muy formal Maylin, luego su mano para darle un ligero apretón con mamá.

El grito de Andreas desequilibra mi tímpano ya que este se emociona al ver a su madre venir.

—¡Es mi ma! —dice moviendo las manos con ansias de que ya la pueda abrazar.

Observo como la fachada tan fuerte y descomunal de mi primo se rompe de alegría al sentir que su madre ya está muy cerca de él. La mujer desciende de la limosina con ayuda de Fabricio, la llegada de mi tía Camille es como una brisa fría de esperanza. Ella estira los brazos y Andreas levanta a su madre del piso.

—¿Has estado bien? —le pregunta mirando cada expresión que este muestre.

—¡Oh, claro que si madre!

La tía Camille camina hacia donde estoy y me envuelve en un abrazo.

—Te extrañe —dice con una sonrisa. —Escuche muchas cosas sobre ti, me agrada ver que eres un buen líder.

Ella da palmadas en mi hombro.

—¿Y tú eres? —pregunta la tía entrecerrando los ojos y luego saca sus anteojos para poder visualizar a la persona que tengo al lado.

—Soy Maylin Xing, mucho gusto —expresa su saludo con un tono más suave y menos rígido.

—Eres la hija de Xing —replica la tía envuelta en una expresión de asco, luego alza la mirada para disculparse con ella. —Conozco a tu padre cuando este gozaba de mucha agilidad en las piernas y su corazón no era defectuoso como lo es ahora.

—Ese no es el único defecto que tiene papá —sonríe Maylin al dar la respuesta.

La tía examina cada movimiento de ella y de forma detenida se acerca para envolverla en un sutil abrazo al cual Xing no rechaza y levanta la mirada para verme con un gesto de asombro por ese cálido saludo.

—Pasemos, la comida ya está lista —les señalo la casa y no tardan en seguirme.

Hago un gesto para que las personas que se encargan de la cocina procedan a servir y colocar la comida en la mesa.

—Me alegro ver que estás bien, mi amada Michelle —dice mamá con los ojos brillosos.

Mi hermana se apoya en la mano de ella y parece regocijarse en la calidez que nuestra madre le brinda.

Observo la situación en silencio hasta que el apretón en mi mano me hace quitar la mirada y dirigirla hacia Maylin.

—No sabia que cocinabas —dice con cierto ápice de asombro.