C A P (34)

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Maylin Xing:

El rostro de Adriano se enrojece.

—¡Ni un maldito plan sirve ahora! —estalla en grito mientras las facciones de su rostro se contraen.

—Deberían marcharse —musito mirando a los demás, estos ven la situación y dan media vuelta para irse de la sala. Adriano no los detiene. 

—Cálmate —Él me mira a los ojos. Puedo ver como sus venas en el cuello sobresalen y el sonido de su respiración es alta.

Él trata de canalizar toda su frustración optando por el silencio.

—Deberías irte tú también, Maylin —comenta arrastrando cada palabra, como si de alguna manera estuviera luchando consigo mismo para no ceder ante la rabia.

Me acerco a él con lentitud y pongo las manos sobre sus hombros.

—Las paredes suelen tener oídos —susurro.

Adriano me mira de reojo.

—¿A que conclusión deseas llegar? —pregunta con los ojos entrecerrados y las cejas fruncidas.

» La idea ya estaba desde hace un buen tiempo rondando mis pensamientos, pero no se me daba la oportunidad.

—Yo conozco a alguien que detecta muy bien a los traicioneros.

Puedo detallar como la sonrisa de Adriano se agranda

—Inari —pronuncia el nombre con una sonrisa sarcástica que va esfumándose para volver a esa misma expresión de coraje.

—Él no es solo un doctor, es el mejor para rastrear a los traicioneros. Es muy bueno haciéndolo, además no puedes ejercer la postura de tiranía en estos momentos.

Adriano se pone de pie al escuchar lo último que menciono. 

—No necesito de alguien más para encargarme de esto Maylin —comenta —. Una persona de aquí debe ser el traicionero y no puedo hacer excepciones.

» Yo también estoy en la bolsa de traidores: ¡Genial!

—Sabes si yo quisiera traicionar y violar la confianza que has depositado en mí, ya hubiese llevado las cosas más rápidas, ¿Por qué esperaría para matarte hasta ahora, dime?

—Si estuvieras en esta situación de mierda, ¿Qué conclusiones sacarías? —pronuncia mirándome a los ojos.

Trago saliva y esa sensación de hambre que tenía hace rato se va.

—Sabes, dejemos las cosas de está manera. Discutir contigo sería una perdida de tiempo, porque luego te darás cuentas de que ninguno que estaba presente a traicionado tu confianza.

—¡La situación se ha vuelto complicada! —aprieto las manos cuando dice eso —, ¡No lograremos nada si todo esto sigue igual, Maylin...!

—¡Te estoy dando una solución, pero no las quieres tomar! —Adriano baja la mirada y pone sus manos en la nuca.

Los gestos marcados de enojo en su rostro poco a poco van desapareciendo y deja de fruncir tanto el ceño.

—No voy a coger esa solución —sisea.

Me quedo en silencio. Siento calor en el interior de mi pecho y un mal sabor en la boca que me deja disgustada.

—Entonces es momento de pensar en lo siguiente que vamos a hacer esta vez, Adriano —doy por finalizado el tema ya que no deseo crear pelea alguna hoy.

Intento marcharme, pero un pequeño detalle que podría acarrear problemas cruza mi mente.

—Necesito tomarme una pastilla anticonceptiva —Él voltea para verme y mueve la cabeza aceptando al instante lo que menciono.

La Emperatriz Del Bárbaro |+21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora