La Emperatriz Del Bárbaro |+21

C A P (26)

Maylin Xing:

Arrugo mi nariz y llevo mi mano al dolor punzante.

—¡Advertir, mis ovarios! Me dijiste que esa mierda me daba protección y no vi ni un poco de protección, porque esa loca me toco. ¿Por qué carajos no tengo a Tiaret detrás de mí? Quiero que ella me cuide. —Cruzo mis brazos y lentamente lo apoyo en mi pecho.

Adriano me observa con un gesto neutral y suelta un gran soplido.

—Te has vuelto demasiado caprichosa.

—¿Caprichosa? Lo único que quiero es que me protejan un poco y no estén intentando matarme a cada rato, ¿Es mucho pedir? —pregunto y aprieto mis dientes.

Él se acerca con rapidez hacia mí.

—¿Y si te dejo en libertad?

Trago saliva con fuerza y siento que mi pulso empieza a desestabilizarse por completo.

» No, no, no. ¡Carajo! No quiero que me deje libre, sería una muerte súbita si lo hace. No ahora.

—¿Y si les digo a los Radovich que no estoy embarazada y mentiste para no acceder a casarse con su nieta? —respondo y este rechina sus dientes.

» Estoy atacando y soltando mi artillería al instante.

Alzo mi mentón y no dejo intimidarme ante su mirada.

Hago una mueca de dolor y termino recostándose en el asiento.

Siento su brazo deslizarse por mi cintura y me coge en brazos para llevarme al auto y depositarme en el asiento.

Tiaret me observa con una clara confusión marcada en su rostro.

—Me han golpeado y Adriano no quiere matarla. —me quejo con Tiaret, como si ella pudiera hacer algo al respecto.

Desvío mi mirada y mi lado orgulloso no me permite voltear a verlo.

—Es muy raro que no te hayas defendido. —pronuncia Tiaret.

—Soy un ser humano. Me agarraron desprevenidas entre tres chicas.

Tiaret inclina su cabeza.

—Me acuerdo de que saque cinco cuerpos de hombres del cuarto de baile. —dice con lentitud recordando los sucesos que pasaron hace casi dos meses.

—Supongo que hay momento en el que hasta el ser más poderoso puede tener declives que lo hacen tropezar con fuerza. —dice Tiaret.

Asiento y dibujo una sonrisa.

—Realmente ella lo entiende. —le señalo a Adriano y volteo a verlo como si estuviéramos bien, pero al instante volteo y vuelvo a esa posición de enojo.

—Yo nunca dije que no castigaría a Sherry. Tendrá su castigo, pero no tiene demasiados puntos para tomar la decisión de matarla. —dice y yo muerdo mi mano.

—¡Oh, ya veo! Así que no tiene demasiados puntos.

—No.

Volteo para mirarlo.

—¿Es acaso ella alguien importante en tu vida? —pregunto mirándolo directamente a los ojos.

—Es mi amante.

Me quedo sin aliento.

—Era mi amante. Suena mejor. —pronuncio y es imposible no poner una mala cara porque él me habla con un tono demasiado irritante que me pone a mil por segundos.

—Solo serás mi mujer por unos solos meses, luego puedes irte a disfrutar de tu libertad en china. Te soy fiel porque hay reglas que estipulan serlo, Maylin.