C A P (57)

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Maylin Xing:

No puedo evitar mostrar sorpresa al respecto, podría decir que por un escaso momento ya no sabía de la existencia del japonés que tanto proclamaba fidelidad a mi padre, pero aquí está, burlando la seguridad impenetrable que instalo Adriano Greco. 

Muevo la cabeza negando por lo estúpido que ha sido al ingresar de una manera arriesgada, me sorprende que Adriano no le haya causado un agujero en el cráneo, pero Greco ha notado que tengo curiosidad; Inari deja de hacer reverencia y vuelve a su sonrisa nerviosa mientras sumerge las manos dentro de sus bolsillos.

—Hice lo que me pediste —confiesa haciendo que Adriano frunza el ceño —, le dije todo y aun si no te mato. Considero que Greco, vale la pena, así que desde hoy entrégale tu confianza plena, este hombre lo merece.

—¿Qué carajos? —espeta el italiano.

Inari voltea de inmediato.

—De ella fue el plan de contarte todo lo que haría cuando viniera a Italia, aun así, tú decidiste perdonarla y dejarla vivir —dice Inari, disimulando que no tiene miedo al estar en frente de Adriano —, realmente no comprendo, pero sea cual sea el motivo, gracias por no perder la cabeza, no sé qué sería de mi vida sin esta mujer insoportable, caprichosa, berrinchuda...

—Basta —pido de inmediato al estar escuchando todos los adjetivos que tiene para mí, él es directo y no me enfada que lo sea, sin embargo, quiero que deje de hablar. «No te estreses mucho»— recuerdo la del doctor.

—Joder —espeta Adriano.

—Inari, largo —ordeno y este se lleva las manos a la cara.

—Extrañé ese comportamiento tan adorable que te caracteriza —dice.

—Se queda —ordena Adriano.

Inari se queda quieto y desvía la mirada a otro punto.

—¿Estás diciendo que planeaste matarme? —Su tono de enfado es tal vez lo más lógico y sé que también lo ha de haber descifrado.

—Al principio si lo hice, luego me olvidé de ese detalle —digo.

—Genial —dice como si lo hubiera ya pensado en otro momento y su enfado se disipa con lentitud.

—Vamos, no es mi culpa por completo, tú sabías desde el principio en que te metías y aun así decidiste darme un cargo fuerte en tu territorio, sabiendo que tarde o temprano pude haberte traicionado. Todo lo que Inari te confesó fue cierto, vine a Italia con la finalidad de tener los dos lugares que te pertenecen.

—Italia no me pertenecía.

—Pero sabía que sería tuyo —confieso —, fuiste un excelente candidato porque tendrías dos territorios fuertes: Países bajos e Italia, convertido en un solo rival para tomar el poder en China.

—Las decisiones que tomé me pertenecen y sabía las consecuencias que traería si te daba el título —admite.

Inari se acerca a petición de Adriano, quién se encuentra curioso e indaga más.

—¿Tienen más planes aparte de este?

Niego.

—No —asegura Inari —, el plan principal era matarte después de unos meses, pero dada las circunstancias, me sorprende las acciones que ha tomado.

Se toma un tiempo para pensar sin dejar de mirarme, pero no me rehúso a que cuente todo por qué si quiero construir algo impenetrable, la base más fuerte es la confianza y si esa cae; somos los únicos capaces de derrotarnos el uno al otro.

La Emperatriz Del Bárbaro |+21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora