La Emperatriz Del Bárbaro |+21

C A P (62)

Maylin Xing

Estoy sentada en el sofá con un cojín en los brazos y con muchas cosas en la cabeza. Me desconecto de la realidad para pensar en todo.

Me gusta pensar en que todo está calculado, que nada podría salir mal y que por una vez en mi vida puedo ganar y no perder.

He luchado desde que nací para ser una líder, pero me arrebataron la oportunidad de serlo en mi propio territorio, pero el destino sabe que merezco ser una y gracias a mi esfuerzo es que ahora estoy aquí en Italia ocupando el título de "Emperatriz"

Para muchas personas soy considerada una maldita astuta, que solo abre las piernas para conseguir todo lo que deseo, pero no es más que insultos para no sentirte inferiores ante mi potencial.

Desde que di mi primer respiro, fui repudiada y destinada a morir, el ser mujer era símbolo de debilidad y más si era en una familia de un linaje de hombres inteligentes, astutos y fuertes, pero hoy varios quieren derribar a la niña débil que ahora es una mujer capaz de hacerlos caer.

Algunos dicen que siempre tengo hombres a mi alrededor que harían caer a todos si estos quieren hacerme daño, pero es mentira, a aquellos los mate para quedarme con su gente, al igual que ellos tienen personas que los respaldan.

Nunca me intereso un hombre más allá del solo, querer su territorio y matarlos. Siempre me quedé con sus lugares y se lo di a mi padre, hasta que llegó el punto en que el líder cayó enfermo y debía tomar el cargo yo, pero una cachetada a la realidad me mostró que no era la primera opción de mi progenitor, sino su mejor amigo, el cual ni siquiera tiene sangre Xing corriendo por sus venas.

Soy la heredera legítima de la tríada, pero aun así me dieron la espalda.

El sexto sentido de que me matarían siempre estuvo allí y un año antes de que mi padre quedará enfermo busque a alguien que ocupará dos territorios, de los cuales yo me iba a apropiar.

Conocí a Adriano Greco, el día de la reunión del círculo.

Me tomo prisionera porque ingresé a su territorio y vendí droga, rompiendo así varias de sus reglas.

Luego él mismo se puso la soga al cuello y me hizo su novia, para después cederme el título de emperatriz.

Los rumores que apunté en mis investigaciones sobre él decían que era un hombre sádico, perverso y loco, claramente me di cuenta de que eso es cierto hasta el día de hoy, pero hay cosas que nadie sabe y es que Adriano Greco sería capaz de caer antes de que yo toque el suelo.

Aunque suene vergonzoso la frase que comenzó como un chiste, se volvió un lema: "Somos el chaleco antibalas del otro" y si alguien lo juzga es porque ni siquiera tiene a uno.

Hoy empieza una nueva etapa, pero también podría terminar.

Las constantes batallas no terminarán hoy, ni mañana, esto es apenas el comienzo para algo más grande.

Anhelo regresar a China a tomar lo que me pertenece, pero si Italia cae mis planes quedarán postergados.

Nunca he pisado una cárcel, siempre he cuidado de mi reputación con los medios y contribuido como una ciudadana ejemplar, pero todo eso podría llegar a desmoronarse. Ahora no solo mis enemigos quieren mi cabeza, sino también la justicia.

Leandro revelará al otro líder, sé que lo hará por su libertad.

El ronroneo de Wǎnshàng me saca de mis pensamientos haciendo que golpee el sofá cerca para que ella se siente. Recuesta su cabeza sobre mis piernas y disfruta de mi toque.

—Eres muy bonita —susurro sin dejar de mirarla, sus patas empujan mi mano para que vuelva a acariciarla. Noto sus manchas moradas por su lomo y su oscuro pelaje brilla.