JungKook alternaba su mirada entre el gran maestro y TaeHyung. No le interesaba la ceremonia de sentencias, nada de lo que pasaba en Solem le parecía importante, sólo quería que todo terminara para volver a su habitación y hablar con TaeHyung.
Las palabras del rubio seguían en su mente, había entendido lo que implicaba todo eso. Sabía que ambos debían hablar de forma clara y arreglar todos su asuntos si pretendían arreglar su relación pero temía, más que nada, tocar el tema de Ji-eun.
Hacer eso sería como remover un charco de porquería, uno que había evitado y ahora era imposible ignorar. Sería como volver a vivir cosas que se había negado a pensar por algunos años. Era un momento sumamente doloroso en su vida, pero ya no podía huir como un cobarde.
Si quería mejorar su relación co TaeHyung debía afrontar eso, ser un hombre y asumir su peor error, aceptar sus culpas y esperar que TaeHyung siguiera a su lado después de todo. Sabía que no lo merecía pero lo quería tanto que se arrastraría por todo el desierto de Solem suplicando el perdón del rubio si este le decía que lo hiciera.
—Aquí en la casa y hogar de nuestros dioses, donde todos somos juzgados, donde todos somos iguales y nuestros crímenes son castigados…
JungKook decidió ignorar al gran maestro, se suponía que ahora era el momento para acusar cualquier delito, no importaba sí el acusado era alguien poderoso, incluso si era uno de los reyes. Todos podían ser señalados porque ante los dioses todos eran iguales.
Supuso que no era algo importante, hace mucho que ese espacio no era ocupado para hacer alguna acusación. De hecho nadie esperaba que algo pasará, que nadie se levantará para declarar un crimen, por eso fue un completa sorpresa ver a Jennie, la prima de SeokJin y TaeHyung, ponerse de pie.
TaeHyung se sentó más recto a su lado, mirando a la chica con intriga.
Ella se veía tímida, su vestido azul combinaba con los bordados del traje de Lord Namjoon, quien lucía igual de confundido que todos en el gran templo. Cuando el gran maestro la animó a continuar Jennie se mostró más segura.
—Es un crimen horrible y que ha estado impune por años, como usted ha dicho, los dioses no distinguen de títulos o fortunas—declaró en alto—. Creo que es hora de que aquellos con más poder enfrenten el castigo por sus pecados.
El gran salón comenzó a llenarse de susurros, todos querían saber de quién hablaba la castaña. TaeHyung fruncio el ceño y busco la mirada de SeokJin, JungKook miró al rey pero los ojos dorados del mayor parecían aburridos. A su lado TaeHyung comenzaba jugar con los anillos en su manos en un gesto nervioso así que tomó una de las manos entre las suyas para tratar de calmarlo.
—Así es hija mía—la voz del gran maestro fue suave, miraba a la castaña que se mantenía en pie. JungKook pudo notar la ligera sonrisa que tiraba de los labios finos del hombre—. Dinos qué crimen se ha cometido, ¿quien debe ser castigado?.
Las mejillas de Jennie se sonrojaron y bajó la mirada con pena. Él no creía nada de eso, ella mentía. Estaba seguro, siempre fue bueno leyendo a la gente, miró a TaeHyung y supo que su esposo pensaba lo mismo.
—El crimen me temo, es asesinato su excelencia—aquello desató una ola de susurros y jadeos sorprendidos. Él sólo tomó con más fuerza la mano de TaeHyung—. Pero eso no es todo, pues el crimen fue cometido contra un hombre noble y justo que nada había hecho contra su agresor—supo que iba a pasar antes de que Jennie siguiera hablando, era obvio en la forma en que la castaña miró a SeokJin—. Yo, Kim Jennie, dama de Kiverr, esposa de Lord Kim Namjoon, acusó a su alteza real Kim SeokJin por el asesinato del difunto rey Jung Minho.
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Rey de Coral *KookV*
FanfictionViejos recuerdos dañarán su presente, así como el dolor de la traición que llena sus mentes Solo con un amor que ya no parece suficiente Y la llegada de la guerra que es inminente ¿Será que aquello logrará separarlos para siempre? Jeon JungKook...